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El legalismo y el mensaje del evangelio Prioridades Evangelio ...

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Consejos Pastorales<br />

“…Y yo os abriré las ventanas<br />

de los ci<strong>el</strong>os”<br />

No se necesita ser un perito para<br />

darse cuenta de la situación<br />

económica d<strong>el</strong> mundo en <strong>el</strong><br />

que vivimos. Los expertos en economía<br />

hablan de recesión, depresión e inflación.<br />

Aunque para la mayoría de nosotros estos<br />

términos son extraños y quizás complicados<br />

de entender, <strong>el</strong> verdadero significado<br />

lo comprendemos cuando vamos<br />

de compras y nos damos cuenta de que<br />

ahora tenemos que pagar <strong>el</strong> doble por los<br />

artículos que compramos, lo cual reduce<br />

<strong>el</strong> poder adquisitivo de nuestro dinero.<br />

En otras palabras, ganamos lo mismo y<br />

gastamos más, lo que resulta en una reducción<br />

de nuestro ingreso. Muchos de<br />

nosotros nos referimos a esta situación<br />

como crisis financiera, y al igual que<br />

todos luchamos por mantener nuestra<br />

solvencia económica.<br />

Necesidades Básicas<br />

<strong>El</strong> ser humano tiene por lo menos tres<br />

necesidades básicas, a saber, comer, beber<br />

y <strong>el</strong> vestido (Mateo 6:25­34). Satisfacer estas<br />

necesidades ocupa la mayor parte de<br />

nuestro tiempo y de nuestra preocupación.<br />

Quizás usted ya ha escuchado la anécdota<br />

acerca de la conversación de dos avecitas,<br />

quienes sentadas en la rama de un árbol observaban<br />

a los seres humanos en su diaria<br />

preocupación y su afán por sobrevivir. Una<br />

le dice a la otra: “¿Por qué será que los humanos<br />

se preocupan tanto?” La otra avecita le<br />

contesta: “Es que los humanos no tienen un<br />

Dios tan grande como <strong>el</strong> nuestro”. Nuestro<br />

Señor Jesucristo, nos habla directamente<br />

con r<strong>el</strong>ación a la preocupación extrema en<br />

cuanto a nuestras necesidades de alimento,<br />

bebida y vestido (hogar). En tres ocasiones<br />

Por: <strong>El</strong>ías Rodríguez<br />

16 M e n s a j e r o A l a B l a n c a e n e r o / f e b r e r o d e 2 0 0 9<br />

(6:25, 31, 34) Jesús nos dice: “No os afanéis”.<br />

<strong>El</strong> verbo afanar viene de una palabra que<br />

significa “dividir en partes”, sugiriendo una<br />

distracción, una preocupación con cosas<br />

que causan ansiedad, tensión y presión<br />

(Biblia Plenitud, p. 1197). También conlleva<br />

la acción de aflicción con angustia mental o<br />

agitación. 1<br />

Usando como ilustración las aves d<strong>el</strong><br />

ci<strong>el</strong>o, quienes a pesar de no sembrar, ni segar,<br />

ni recoger en graneros, no se acuestan<br />

sin comer; y los lirios d<strong>el</strong> campo, que sin<br />

trabajar y sin hilar tienen mayor gloria<br />

que la que tuvo Salomón, Jesús nos señala<br />

nuestra poca fe (v. 30). Cuando nuestra<br />

prioridad está enfocada sólo en satisfacer<br />

las necesidades materiales, venimos a ser<br />

como los gentiles, o aqu<strong>el</strong>las personas cuyo<br />

dios no es <strong>el</strong> Padre C<strong>el</strong>estial. Jesús nos asegura<br />

que “vuestro Padre c<strong>el</strong>estial sabe que<br />

tenéis necesidad de todas estas cosas” (v. 32)<br />

y nos reitera que nuestra prioridad debe<br />

ser buscar “primeramente <strong>el</strong> reino de Dios y<br />

su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”<br />

(v. 33). Es interesante notar que lo<br />

que para nosotros es prioridad, para Jesús<br />

es una añadidura. <strong>El</strong> objetivo de nuestro<br />

Señor es ayudarnos a poner las cosas en<br />

la perspectiva correcta, es decir, que pongamos<br />

nuestra confianza en la providencia<br />

de Dios, haciéndonos saber que para Dios<br />

nosotros valemos más que las aves (v. 26).<br />

Como dice <strong>el</strong> himno antiguo: “Si Él cuida<br />

de las aves, cuidará también de mí”.<br />

Principios bíblicos que debemos obedecer<br />

para garantizar la bendición de Dios<br />

Los pastores hemos sido llamados por<br />

Dios para una labor especial. De acuerdo a<br />

Efesios 4:8, los pastores somos un don de<br />

Dios para los hombres, como resultado directo<br />

d<strong>el</strong> sacrificio expiatorio de Jesús, quien<br />

“subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad,<br />

y dio dones a los hombres” y hemos sido<br />

constituidos para que junto con los otros<br />

ministerios contribuyamos a “perfeccionar<br />

a los santos para la obra d<strong>el</strong> ministerio, para<br />

la edificación d<strong>el</strong> cuerpo de Cristo” (4:12).<br />

Lamentablemente, las estadísticas nos dicen<br />

que 75 a 80% de los pastores tienen que<br />

trabajar secularmente para poder sostenerse<br />

a sí mismos y a sus familias. Alguien<br />

ha dicho que las personas esperan que los<br />

pastores canten como David, prediquen<br />

como Pablo, pero que vivan como Lázaro.<br />

Es triste ver cómo muchos pastores tienen<br />

que batallar por su sustento. Me pregunto<br />

qué estará mal. Si fuimos llamados por <strong>el</strong><br />

Señor para trabajar para Él, y si estamos<br />

poniendo las cosas en la perspectiva correcta,<br />

es decir, buscando primeramente <strong>el</strong><br />

reino de Dios y Su justicia, ¿por qué tanta<br />

necesidad? Creo que los pastores debemos<br />

poner en práctica lo que enseñamos en<br />

nuestras congregaciones. Debemos creer<br />

en la potestad de Dios para suplir nuestras<br />

necesidades. <strong>El</strong> apóstol Pedro reconoció<br />

que su prioridad no era servir las mesas,<br />

sino dedicarse al estudio de la Palabra y a<br />

la oración, creyendo que Dios se encargaría<br />

de suplir lo que necesitara (Hechos 6). Su<br />

ministerio estuvo libre de las preocupaciones<br />

diarias, y estuvo enfocado en <strong>el</strong> cumplimiento<br />

de su comisión. Más ad<strong>el</strong>ante él<br />

dijo: “Echando toda vuestra ansiedad sobre<br />

él, porque él tiene cuidado de vosotros” (1<br />

Pedro 5:7). No creo que debamos esperar<br />

que Dios nos pague un salario completo<br />

cuando sólo estamos trabajando mitad de<br />

tiempo para Él. Mi experiencia personal

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