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Perspectivas Ministeriales
Deseo en esta edición atender las
cantidades de solicitudes y sugerencias
de los lectores de mis columnas,
sobre qué dice la Biblia en relación
a que la mujer asuma el oficio de pastor en
una iglesia local.
Es evidente en la Biblia, especialmente
en el Nuevo Testamento, que el oficio de
pastor era asumido, por razones culturales,
sólo por personas masculinas.
No obstante, el papel protagónico que
la mujer ha adquirido en la sociedad contemporánea,
tanto en su dimensión social,
política, como eclesiástica, requiere de un
análisis exhaustivo bíblico, histórico y teológico,
para determinar lo que la Biblia
autoriza en relación a que la mujer asuma
el oficio de pastor de una iglesia local.
Por supuesto, muchos sostienen que
eso no es posible, pero sus razones parecen
estar fundadas más en asuntos culturales
y dificultades exegéticas, que bíblicas. Por
esta razón, dedicaremos un buen espacio
en esta revista para considerar tales posturas
antagónicas a que la mujer no asuma el
oficio de pastor.
I. Razones por las que se excluye
el sexo femenino del oficio de
pastor
1.1. Razones culturales
La cultura ha sido una razón fuerte por
la que se ha excluido a la mujer del oficio
de pastor. Nos referimos, no sólo a
la cultura clásica o antigua de los tiempos
bíblicos, sino también a la contemporánea.
Veamos esto con un poco más
de detalle, comenzando desde la cultura
de los tiem pos bíblicos hasta arribar a la
cultura contemporánea.
A. La mujer en la cultura de Israel
En la cultura antiguotestamentaria, la
mu jer era considerada como miembro
de la familia de la fe. No obstante, aun
Por: Miguel Ángel García Sarceño,
Instructor del CLB
M e n s a j e r o A l a B l a n c a e n e r o / f e b r e r o d e 2 0 0 9
cuando podía acompañar a su
esposo a lugares de cultos, sólo
el marido podía presentar los
sacrificios y ofrenda de toda
la familia, excepto el sacrificio
que hacían las mujeres después
de dar a luz un hijo. (Véase
Levítico 12:6.)
Para el tiempo del Nuevo
Testamento, las mujeres habían
abandonado sus actividades en
el culto del templo y la sinagoga.
En cuanto al acceso de
la mujer al templo, sólo podía
estar en el atrio de las mujeres,
pero no se le permitía entrar
al patio interior. Podía asistir
a la sinagoga y sentarse en la
sección especial para mujeres,
pero no se le permitía leer ni
hablar.
Bajo el contexto de una sociedad culturalmente
dominada por hombres, era
difícil aceptar que una mujer asumiera la
posición de dirección y liderato en el pueblo
de Dios.
B. La cultura machista contemporánea
El machismo, definido antropológicamente,
consiste en patrones de conducta culturales,
que hacen una distinción sexual
extrema, sobrevalorando por un lado al
hombre y subestimando por el otro a la
mujer, siempre por encima y por debajo del
propio valor.
Este prejuicio cultural ha llevado a la
mujer a sufrir discriminaciones educativas,
políticas y laborales, a través de su historia,
asignándole roles limitados al hogar
y privándole de posiciones de dirección y
liderato en la sociedad.
Bajo este prejuicio cultural, avalado
en muchos círculos eclesiásticos, es difícil
aceptar que una mujer asuma posiciones de
liderato en una iglesia local.
La pastora
en la cultura
contemporánea
1.2. Razones exegéticas
Nos limitaremos a analizar dos pasajes que
son los que sirven de mayor argumentación
para no admitir que la mujer asuma el oficio
de pastor. Éstos son 1 Corintios 14:34,
35; y 1 Timoteo 2:8­15.
El primer pasaje dice:
“…vuestras mujeres callen en las congregaciones;
porque no les es permitido hablar,
sino que estén sujetas, como también la ley lo
dice. Y si quieren aprender algo, pregunten
en casa a sus maridos; porque es indecoroso
que una mujer hable en la congregación”.
Si hay un pasaje de las Escrituras que
demanda un rigor hermenéutico, es éste.
Pues es necesario interpretarlo a la luz de su
contexto lingüístico, histórico, geográfico y
cultural. Una vez lo abordamos desde esta
perspectiva, llegamos a la conclusión que
lo que Pablo está prohibiéndole a la mujer,
no es que no predique, sino la emisión de
sonidos que causan desorden en el desarrollo
de las asambleas, pues tales acciones
de las mujeres era algo indecoroso.