Los Mayores FRAUDES de la Historia - LimaClara Ediciones

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La búsqueda
de excelencia
“NUNCA COMPRES OBJETO ALGUNO A QUIEN NO CREE EN LO
suyo ni estima lo propio”, dice un refrán popular, ya que el
hacedor de una cosa debe estar satisfecho y orgulloso de la
obra de sus manos y de su mente. A través de otros, le
hacen a Yhavéh decir de sí mismo: “Perfectas, Maravillosas
son las obras de mis manos”. De manera similar, ¿todo
artesano debiese esforzarse y pretender lo mismo de sí?
Si buscando un mueble para nuestro hogar encontramos un
carpintero, el cual y a la consulta de “¿Qué tal es su obra?”,
responde:
–—Es más o menos; se hace lo que se puede; no es muy
muy ¡pero tampoco es tan tan!
Si tal concepto tiene él de su obra, entonces
huyamos, ¡y prontamente, de allí! Hasta que encontremos a
alguien que trasunte, o mejor aún, exude satisfacción por lo
suyo. Y si a la requisitoria de por qué cree que su obra es
buena, contesta:
–—Porque le puse lo que hay que poner: conocimiento,
esfuerzo y sudor, imaginación, creatividad, sensibilidad,
belleza, racionalidad, rigor, precisión, y perseverancia.
O sea, y quizá, arte, entonces sí podremos pasar al
segundo paso: el de verificar si hechos y palabras se corresponden,
ya que una exaltada pedantería no necesariamente
produce calidad, de igual modo que una falsa modestia no
garantiza virtud.
______ Los Mayores Fraudes de la Historia_________