Los Mayores FRAUDES de la Historia - LimaClara Ediciones
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________ * Raúl Silverio López Ortego * _________<br />
luz; no obstante, son tinieb<strong>la</strong>s; don<strong>de</strong> ves felicidad, hay<br />
dolor. Simu<strong>la</strong> ser Edén; sin embargo, ¡es Infierno!<br />
Aquí, nadie, absolutamente nadie, <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> quitar vida; no<br />
<strong>de</strong>bes contagiarte ni tu espíritu <strong>de</strong>caer; sé fuerte; que <strong>la</strong><br />
engañosa misericordia establecida no te tome en sus<br />
garras tenebrosas. Mira, y éste es el mejor consejo que<br />
puedo darte, llegado el momento <strong>de</strong> estar frente a él, que<br />
tu mano no tiemble. Tu razón te gritará, ante esos ojos<br />
plenos <strong>de</strong> apócrifa candi<strong>de</strong>z, que es locura tu <strong>de</strong>terminación,<br />
pero no <strong>de</strong>bes <strong>de</strong>jarte embaucar. Recuerda que<br />
es el ser más siniestro, el maestro <strong>de</strong>l fingimiento y <strong>de</strong>l<br />
frau<strong>de</strong>; frente a <strong>la</strong> mirada <strong>de</strong> inigua<strong>la</strong>ble ternura con que<br />
se te tentará seducir, que tu mente no du<strong>de</strong> ni un<br />
instante; tendrás que hacer acopio <strong>de</strong> sabiduría y fortaleza<br />
interior para lograrlo. Escucha bien y grábalo en cada<br />
célu<strong>la</strong> <strong>de</strong> tu cuerpo: «nadie lo ha logrado aún», puesto<br />
que todos han sucumbido ante el timo. Entonces, si <strong>de</strong>seas<br />
que algo cambie, tu <strong>de</strong>cisión <strong>de</strong>be ser inquebrantable. Si <strong>la</strong><br />
muerte con <strong>la</strong> muerte se redime y se vence, quizá el error<br />
con el error se erradique. Inténtalo aunque te vaya <strong>la</strong><br />
vida; véncete, y vencerás... y venceremos todos.<br />
Lentamente torné a <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>r al valle encantado y, con<br />
fría <strong>de</strong>terminación, avancé hacia mi <strong>de</strong>stino. Debía<br />
encontrarlo entre aquel<strong>la</strong> ruidosa muchedumbre. Pronto<br />
comprendí que <strong>la</strong> tarea no sería sencil<strong>la</strong>. Aún retumbaban<br />
en mi mente sus últimas pa<strong>la</strong>bras:<br />
—Si <strong>la</strong> muerte con <strong>la</strong> muerte se redime y se vence, tal vez<br />
el error, mediante otro error, se erradique.<br />
Recorrí l<strong>la</strong>nuras, col<strong>la</strong>dos y umbríos bosques, y no<br />
lo encontré. Volteé y remonté <strong>la</strong> colina luminosa hacia <strong>la</strong><br />
gran ciudad, a antiguos lugares conocidos, al tiempo que<br />
una voz, <strong>la</strong> voz, muy trému<strong>la</strong>, me dijo:<br />
–—¡Es aquél!<br />
Miré a mi izquierda. Una abigarrada multitud <strong>de</strong> niños<br />
jugaba entre columpios, calesitas y toboganes. Me acerqué<br />
______ <strong>Los</strong> <strong>Mayores</strong> Frau<strong>de</strong>s <strong>de</strong> <strong>la</strong> <strong>Historia</strong>_______<br />
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