Los Mayores FRAUDES de la Historia - LimaClara Ediciones

_________* La muerte de Timoteo Franck *_______
tiempo. luego de diez horas de duro trabajo diario, se
hacía lugar para ello.
–—¡Me voy a visitar a mis pacientes! —era el grito alegre,
y, a la vez, saludo de despedida al saltar del camión de
reparto.
Anheló profundamente volver a ver a su madre, a
su padre y a otros hermanos. Ni una sola vez, siquiera,
imaginó que el atiborrado tren que tomaba cada madrugada,
el cual lo acercaba a su trabajo, pasaba a sólo
cincuenta metros de la vivienda donde su madre vivía con
el hombre por quien los había abandonado. En la noche
posaba sus ojos, con desesperación anhelante, en programas
televisivos en los que el conductor ayudaba a
encontrar familiares perdidos.
Todas las caras femeninas eran su madre; todas las
masculinas, su padre. Nunca dio con ellos.
Si allí, en la Tierra, nadie o pocos se dieron por
enterados de su triste muerte, aquí, en el Tercer Cielo,
multitudes abigarradas colmaron las grandes vías
estelares.
Si allí, en la Tierra, no hubieron lágrimas o dolor,
acá los cánticos inundaron el espacio sideral porque en la
desigual batalla, Timoteo, el infatigable Timoteo Franck,
había resultado vencedor, ya que la vida en la Tierra es
una dura batalla. Y Timoteo, que para muchos humanos
fue un perdedor, aquí, lugar en que vive la sabiduría
eterna y donde los valores tienen otra mensura, Timoteo
fue un grande; uno de los grandes vencedores; uno de los
victoriosos que llevarán guirnaldas de gloria y coronas de
oro ante la admiración de millones y millones de verdaderos
seres inteligentes.
Timoteo lo dio todo en la fatídica tarde otoñal del
último viernes de abril de 1994.
Ante el descenso vertiginoso de la avenida Montes de Oca,
y frente al impávido semáforo, ofrendó lo único que le
quedaba. Con angustia violenta, con el corazón desbocado,
vio a aquellas dos criaturitas de guardapolvos
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