jm/////////////////////^^^^^ PALACIQoE DEPORTES ¡2 ÚLTIMOS DÍAS, 2! ¡4 ULTIMAS FUNCIONES, 4! de los lamosos ballets BERIOZKA DE MOSCÚ CONJUNTO OFICIAL DE DANZAS POPULARES DE LA U. R. S, S. HOY y MAÑANA, 2 FUNCIONES TARDE: 6,45 • NOCHE: 10,45 Venta de localidades en las taquillas de! Palacio RESERVAS: Teléfono 256 64 01 PRECIOS: De 60 pesetas a 350 pesetas APTO TODOS LOS PÚBLICOS i MAGNÍFICOS PISOS LOCALES COMERCIALES GARAJE DIAFANO EN PATIO MANZANA I OFICINAS Y PLAZAS DE GARAJE NARVAEZ. SO - DOCE DE OCTUBRE. 5 CON VISTAS AL RETIRO Tres y enatro dormltortoa, •alon-eomedor, oooina j ondo amaeblado* Ooc baños señorea y aaeo de servicio con extra ordinaria (riferia. Oarplntería exterior da aluminio aliodl xado a Interior en maderas noblea bamlaMlas. herrajes de primera calidad Grandes armarios empotrados en todos los dormitorios Parqnet en todas las habitaciones Calefaeeión T acna caliente central para fnel-olL Dos ascensores T moa tacarla* de sabida ; bajada. 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Por eso me acordé al comenzar estos artículos sobre la droga, de Horízon House, uno de esos refugios del último nivel humano. Crimen y drogas en el mismo escenario Año 1971. Nueva YorU. La gran colmena se mueve con el ritmo de potencia y de prisa que es suyo, de sus días. E^n cada uno de ellos, de sus días, Nueva York conoce cuatro muertes por asesinato; otras tantas personas mueren a causa de una sobredosis de drogas prohibidas. Y esta cuenta crece. Los abatidos a tiros o a cuchilladas y los que se quedan en un espasmo con la jeringa apretada aún en su mano, los unos y los otros, tal vez se conocieron. Porque drogas y crimen se juegan en el mismo escenario. Cuando hace cinco años saltó la 'alarma en Estados Unidos y empezó a considerarse seriamente el problema de la adición de drogas, Nn«va York encargó el primer balance de daños. Un equipo de médicos investigadores, sociólogos y agentes de Policía especializados coincidieron en una estimación de noventa a ciem mil adictos a la heroína dentro de la ciudad. Hoy, los más optimistas atribuyen a Nueva York treinta mil. Para mantener la esclavitud a la droga se OHisumen ilegalmente CADA DÍA dosis de heroína por valor (en el mercado negro) de unos dos millones de dólares, ciento cuarenta millones de pesetas. Pero estos números son sólo referidos a una de las drogas, la de mayor aceptación, mayor srtractivo y mayor peligro, la heroína. Estimaciones referidas a otros tipos de narcóticos o alucinógenos hacen sid>ir el níknero de quienes (siempre en Nueva York, ciu- ^d), se esclavizan con la adidón de drogas, a más de cuatrocientos mil. (No se incluye la marihuaua, considerada por los cientfficos como una "droga menor", y que se calcula fuman o han fumado alguna vez el 30 por 100 de los neoyorquinos.) Nueva York, 1971. La gran colmena se siente incómoda, not3> los agudos dolores de ese cán cer de nuestros días contra el que nadie ha dicho, todavía, cómo puede lucharse y vencer. Y mientras tratan de detener la invasión de las drogas, mucbos se preguntan cuál ha sido pl qrigen o la.s causas del mal de boy, oq como un lamento inútil poi- tardío, sino por apr^pder en propia carpe y prevenir mayores daños en el futuro de esta ciudad o de todas las grandes ciudades. Entiéndase: las grandes ciudades del mundo, no sólo en Estados Unidos, porque el fenómeno sociológico que ba servido de vehículo a la llamada "subcnitura d$ la» drogas'' no es privativo de un país, sino fácilmente asimilable por cualquier otro. Por e¡so es útil, definitiva y dramáticamente útil, que las grandes ciudades, las d e s o rdenadas concentraciones urbanas de la era industrial, aprendan h lección y puedan así prevenirse de un mal que hoy, en Norteamérica, cuesta sangre y sudor combatir. De la leyenda ai pánico El despertar.—^Fiie como im relámpago. De pronto aparecieron las drogas. En los barrios, en las Universidades, en los colegios, entre Io9 jóvenes de todo tipo surgió un cambio radical de loa métodos para esa institMva búsqueda de seosacionea nuevas que se fija más en la juventud, pero que alcanza todas las edades. Un cigarrillo de maribnana, un vi^je mental prod^ioso a través del LSD, una excitación multidireccional por un conwriivido de mescalina, una «zperiemci^ de sublimaciÓD tras d polvo blanco, disuelto.-en agua, catentado en la llama de nna vela, inyectado de im solo ^)pe MI las venas, la heroraa. Se produjo el pánico. Hasta entonces (stío hace dnco o seis años), las drogas eran cad ana kyoida, una crisiai temida o intuida, pero de cuya brutal realidad no se tenía conciencia. Las drogas eran una eqfennedad o un vicio (uno mis), de I09 "ghettos" negros, de los grupos de vagabundos, una más de las historias de pesadilla que se irtrHMiyen a las cárceles de Nueva York, un complemento de la miseria, de la saciedad, del oscuro receto d e I crimen. Las drogas se idei^ficaban con Hariem, con el Broox o el Brookiyn o «I East VUiage. Las drogas se em»adraban en el conjmto de tarys que la pobreza lleva, y siempre en los l^arrios Y nadie mostró, sea n|os Six;:':|xííj;|:vx¡íx^|í:|^; A la derecha, Rudolf Niireyev, detenido hace cuatro años por la Policía de San Francisco. Fue arrestado junto a Margot Fonteyn y diecisiete personas más en su apartamiento, donde se^ celebraban "drug parties" justos, preocupacióii al^ip 9 de-' .seo de acudir en ayuda de las víctimas; eran parte del folklore de Hariem. Novedad Pero hubo una sacudida brusca. De pronto, parecieron las drogas en Paric Avenue, en los círculos sociales de la "m i ddle class", entre los hijos de personajes nacionalmente restados. Murió la hija de un congresista a la puerta < del ho^ital de Queens, a consecuencia de uim dosis mal calculada de LSP; stt descubrió que el 51 por 1()>0 d« los adjktos eran (ya) blancqs, y q^s un 25 por 100 de los muertos por sobredosis de heroína pertenecían a las clases privilegiadas; se p u s o de moda en los ^'pari^s" elegantes ofrecer cigarrUIos de marihuana o comprimildos.de mgscalina comq novedad; y en ||i puerta del Shea Stadium 'os ^'hippies" ha
Una semana más i La vida política Programa patrón Froclama>dos los candidatos a procuradores dé representación familiar por las provincias estamos en plena campaña electoral, aunque ao lo parezca, y cualquier día de estos los periódicos, en cumplimiento de lo dispuesto, publicarán por orden alfabético el nombre, la fotografía y el programa que ofrece cada aspirante, que no podrá exceder de quinientas palabras. Nos atreveríamos a adelantar un programa patrón que con diversos matices de orden regional podría ser el qUe ofrecieran los candidatos que toman la salida como favoritos. . En primer lugar, no vendría mal una referencia biográfica y académica con incrustaciones de falangismo. Luego, para compensar, el rechazo de la etiqueta tecmo