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<strong>Seminario</strong> <strong>Bíblico</strong> <strong>de</strong> <strong>las</strong> <strong>Américas</strong> 111<br />
3) Algunos santos resucitaron y aparecieron a muchos.<br />
¡Cristo es la primicia <strong>de</strong> la resurrección (I Co. 15:20) con un cuerpo glorificado! Mt. 27:53<br />
aclara que <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la resurrección el Jesús, algunos santos salieron <strong>de</strong> los sepulcros y aparecieron<br />
en la santa ciudad. (Is. 26:19)<br />
4) El centurión y algunos soldados creyeron.<br />
Después <strong>de</strong> haber oído a Jesús y visto gran<strong>de</strong> señales en la naturaleza, el centurión y sus soldados<br />
reconocieron que Jesús era el Mesías (Mt. 27:54).<br />
La Sepultura <strong>de</strong> Jesús (Mt. 27:57-66, Mr. 15:42-46, Lc. 23:50-56; Jn. 19:31-42)<br />
Dos discípulos secretos <strong>de</strong> Jesús que eran miembros <strong>de</strong>l Sanedrín tomaron cargo <strong>de</strong> su sepultura,<br />
José, un hombre rico <strong>de</strong> Arimatea y Nico<strong>de</strong>mo (Jn. 19:38-41). José valientemente pidió llevarse el<br />
cuerpo <strong>de</strong> Jesús, y Pilato se lo concedió. Nico<strong>de</strong>mo, el que había visitado a Jesús <strong>de</strong> noche y le había<br />
dicho que tenía que nacer <strong>de</strong> nuevo (Jn. 3), proveyó cien libras (34 kilos) <strong>de</strong> un compuesto carísimo <strong>de</strong><br />
mirra y <strong>de</strong> áloes para embalsamar el cuerpo. El acto <strong>de</strong> amor por Jesús <strong>de</strong> estos dos hubiera podido<br />
costarles la vida, o por lo menos sus puestos, ya que el Sanedrín no perdonaría tal actitud. También<br />
vemos que en este acto José y Nico<strong>de</strong>mo estaban <strong>de</strong>clarando abiertamente su lealtad al Señor. ¡Ya no<br />
eran discípulos secretos!<br />
Le pusieron a Jesús en una tumba nueva cavado en una peña en una huerta, cerrándolo con<br />
una gran roca. Actualmente se ignora cuál es el lugar preciso <strong>de</strong> ese sepultura. Como la sepultura era<br />
en una tumba nueva y le envolvieron su cuerpo en una sabana con costosos especias aromáticas, se<br />
cumplió otra profecía <strong>de</strong> Isaías 53: 9, “Y se dispuso con los impíos su sepultura, mas con los ricos<br />
fue en su muerte...” Las mujeres que habían venido con él <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Galilea, le siguieron también, y<br />
vieron el sepulcro, y cómo fue puesto su cuerpo (Lc. 23:55).<br />
SÁBADO – La tumba sellada y custodiada (Mt. 27:61-66, Mr. 15:47; Lc. 23:55-56)<br />
Los principales sacerdotes y los fariseos se<br />
dirigieron a Pilato para solicitar una guardia ante la<br />
tumba y que se sel<strong>las</strong>e la piedra que se encontraba<br />
en la entrada, para evitar un supuesto frau<strong>de</strong>. ¡Se<br />
acordaron <strong>de</strong> <strong>las</strong> palabras <strong>de</strong> Jesús que iba a resucitar<br />
al tercer día, y no querían que los discípulos<br />
robaren el cuerpo y <strong>de</strong>clararen que estaba vivo (Lc.<br />
27:63)! Es interesante que los enemigos <strong>de</strong> Jesús se<br />
acordaron más <strong>de</strong> sus palabras que sus mismos discípulos,<br />
¡quienes no entendieron que iba a morir y<br />
resucitarse al tercer día!<br />
¡Los enemigos <strong>de</strong> Jesús sellaron la tumba y<br />
pusieron a los guardias, pero no se daban cuenta <strong>de</strong><br />
que no habría sepulcro alguno que pudiera retener a<br />
Cristo! Lo que hicieron fue una prueba más <strong>de</strong> que<br />
realmente resucitó <strong>de</strong> los muertos, porque nadie hubiera<br />
podido robar su cuerpo <strong>de</strong> allí.