Seminario Bíblico de las Américas 1

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98 Seminario Bíblico de las Américas Cuatro Preguntas: (Lea Mt. 22:15-46; Mr. 12:13-34; Lc. 20:20-40) 1) Primera pregunta, hecha por los fariseos: “Dinos, pues, qué te parece: ¿Es lícito dar tributo a César o no?” La respuesta de Jesús: “Dad a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios.” (Paga sus impuestos, pero cumple también con Dios.) 2) Segunda pregunta, hecha por los saduceos: “La mujer que se casa siete veces, ¿de quien será ella mujer en el cielo?” (Los saduceos no creían en la resurrección.) Respuesta de Jesús: En la resurrección no hay casamiento; son como los ángeles. (¡Ustedes no entiendan como es el reino de los cielos!) 3) Tercera pregunta, hecha por los fariseos: ¿Cuál es el gran mandamiento en la ley? (Ellos disputaban esto.) Respuesta de Jesús: Ama a Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente y ama a tu prójimo como a ti mismo, y habrás cumplido con toda la ley. 4) Cuarta pregunta, hecha esta vez por Jesús a los fariseos: ¿Qué pensáis del Cristo? ¿De quien es hijo? Ellos contestaron: “De David”. Jesús: “Pues si David le llama Señor, ¿cómo es su hijo? (Citó el Salmo 110:1) Jesús y los Fariseos
Ocho “Ayes”: (Mateo Capítulo 23) Seminario Bíblico de las Américas 99 Aparte de las ocho veces que Cristo dijo, “Ay de vosotros, escribas y fariseos...” en Mateo capítulo 23, se encuentran ocho motivos que explican por qué Jesús condenó a los líderes religiosos: 1) No pusieron en práctica lo que predicaban (Mt. 23:1-4). 2) Hacían todo para ser vistos por otros y recibir su aplauso (Mt. 23:5-12). 3) Cerraron la puerta al reino de los cielos a la gente (Mt. 23:13-14). 4) Sedujeron a otros para seguir sus malos caminos (Mt. 23:15). 5) Amaban el dinero más que a Dios (Mt. 23:16-22). 6) Ponían énfasis sobre reglas pequeñas pero ignoraban principios enormes (Mt. 23:23-24). 7) Limpiaban el exterior de la taza, pero dejaban el interior sucio. (Mt. 23:25-28) 8) Perseguían a los justos, como Caín persiguió a Abel (Mt. 23:29-36). Aunque pareciera Jesús muy duro en sus palabras contra los líderes religiosos, por dentro, estaba llorando. El amor de Dios estaba mezclado con sus palabras duras. Note su lamento sobre Jerusalén y su dolor por la gente en Mt. 23:37. Tal vez habló estas palabras tan duras en este momento para forzar a los líderes religiosos a actuar, porque era el tiempo para que él muriera. Acuérdese que Jesús dio su vida voluntariamente por nosotros, nadie se la quitó a la fuerza, ni podía hacer nada hasta que fuera el tiempo señalado por Dios. MIÉRCOLES – Profecías del Futuro (Mt. 24, Mr. 13:1-37, y Lc. 21:5-38) Puesto que Mateo 24, y sus pasajes paralelos en Marcos y Lucas, contiene profecías acerca de dos sucesos diferentes, (1) la destrucción de Jerusalén y (2) la segunda venida del Señor, ha sido uno de los capítulos más difíciles de interpretar. A veces, un suceso está casi entrelazado con el otro, y es difícil distinguir de cuál está hablando Jesús. A veces las mismas profecías tienen doble cumplimiento, también. Debido a todo esto y por falta de tiempo en este curso para escudriñar profundamente las Escrituras acerca de los últimos tiempos, nos limitaremos a dedicar mas en este estudio a descubrir las verdades prácticas, las advertencias y mandatos del Señor y sus palabras de aliento en cuanto al futuro en Mateo capítulo 24. Este discurso se hizo en contestación a las dos preguntas de los discípulos (v. 3): “Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo?” ¡Estas son las mismas preguntas que los cristianos a través de todos los siglos han hecho! Recordemos lo que Jesús dijo a sus discípulos en Hechos 1:7 cuando preguntaron si iba a restaurar el reino a Israel, “No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad...” Cristo no siempre satisface la curiosidad humana en cuanto a todos los sucesos en el futuro y la cronología exacta de los hechos, ¡pero sí nos manda a estar ocupados en su obra hasta que El venga otra vez! Jesús predijo en Mt. 24:2 (hablando del templo hermoso en Jerusalén, construido por Herodes), “...De cierto os digo, que no quedará aquí piedra sobre piedra.” Esto se cumplió al pie de la letra en el año 70 d. C., cuando el general romano Tito destruyó la ciudad. ¡Más que un millón de judíos murieron, y unos 600,000 fueron llevados a esclavitud en ese tiempo! Tito había mandado a los soldados a que no quemaren el templo de Herodes porque era una de las maravillas del mundo de aquel entonces, cubierto por dentro con chapa de oro. Pero un soldado igual le prendió fuego con una tea, y al quemarse por dentro, el oro se derritió hasta llenar los espacios entre las piedras de los cimientos del templo. Cuando se apagó el fuego, los soldados romanos levantaron todas las piedras buscando el oro derretido allí, y así se cumplió la profecía de Jesús.
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