Seminario Bíblico de las Américas 1

94 Seminario Bíblico de las Américas
EL SÁBADO – Jesús Ungido en Betania (Mt. 26:6-13; Mr. 14:3-9; Jn. 12:1-11)
Lea el relato en los tres evangelios para tener todos los detalles. Juan dice que eran seis días antes
de la pascua, y nombra a María como la mujer que ungió a Jesús, con Lázaro que había sido resucitado
de los muertos, y Marta sirviendo la mesa. Fue en casa de Simón el leproso (probablemente sanado por
Jesús), según Mateo.
El alabastro era de nardo puro y valía 300 denarios, ¡el sueldo de un año!
Mateo dice que ungió su cabeza y Juan menciona sus pies, pero al derramar tanto perfume cayó
desde su cabeza hasta sus pies, y los enjugó con sus cabellos. “La casa se llenó de olor del perfume.”
¡La verdadera adoración llena la casa con el perfume de su presencia!
Judas, el ladrón, se quejó del “desperdicio”, según Juan. Mateo dice que “los discípulos” se
quejaron. Probablemente los demás escucharon a Judas y se contaminaron con su actitud. (¡Cuidado
de no contagiarse con malas actitudes alrededor suyo!) Según Mateo 26:13-16, Judas entonces, aparentemente
enojado por la pérdida del precio del perfume, convino con los principales sacerdotes
entregar a Jesús por solo treinta piezas de plata. ¡Era el precio de un esclavo! Esto cumplió con la
profecía en Zacarías 11:12.
La adoración (Mr. 14:7) es aún más importante que la obra social. Si cumplimos con la primera,
la segunda sigue automáticamente. Note la diferencia entre la actitud de Judas y los demás discípulos,
preocupados por lo material, y María con su abundante generosidad y amor por el Señor. ¡No había
nada demasiado bueno para su Señor! María recibió la aprobación del Señor por su acto de amor. ¡El
dijo que dondequiera que se predicara el Evangelio se contará lo que ha hecho! Solo adoró a Jesús,
dando la cosa más preciosa que tenía, buscando glorificarle solo a El. Ella no buscó la gloria de los
hombres; sin embargo, Jesús la hizo famosa por todas las generaciones.
EL DOMINGO – La Entrada Triunfal (Lea Mt. 21:1-11; Mr. 11:1-11; Lc. 19:29-44)
Hasta ahora Jesús nunca había dicho en público que El era el Mesías. Pero ahora declara
abiertamente que El es el Rey prometido cumpliendo con la profecía de Zacarías 9:9 citada en Mateo
21:5,“Decid a la hija de Sion; he aquí tu Rey viene, manso, y montado sobre una asna, sobre un
pollino, hijo de animal de carga.”
Entrada Triunfal
de Jesús