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<strong>Seminario</strong> <strong>Bíblico</strong> <strong>de</strong> <strong>las</strong> <strong>Américas</strong> 45<br />
Arimatea, nos dice Marcos, era uno <strong>de</strong> los que “esperaban el reino <strong>de</strong> Dios”). Por esta razón, cuando<br />
Juan el bautista anunció que “el reino <strong>de</strong> los cielos se ha acercado” (Mateo 3:2), inmediatamente fue<br />
ro<strong>de</strong>ado por multitu<strong>de</strong>s <strong>de</strong> personas entusiasmadas que habían venido a ser testigos <strong>de</strong> la largamente<br />
esperada <strong>de</strong>mostración <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l reinado <strong>de</strong> Dios en la historia.<br />
El reino <strong>de</strong> Dios, presente y futuro<br />
La primera predicación <strong>de</strong> Jesús estaba, según parece, expresada en términos muy similares a los<br />
<strong>de</strong> Juan. Pero según Marcos, introduce su anuncio <strong>de</strong> la inminencia <strong>de</strong>l reino con <strong>las</strong> palabras “El<br />
tiempo se ha cumplido” (Marcos 1:15). Esta <strong>de</strong>claración <strong>de</strong>l cumplimiento da una nota que suena a<br />
través <strong>de</strong> los Evangelios: en Jesús el reino <strong>de</strong> Dios se había convertido en una realidad viva. Sus<br />
milagros, y especialmente sus exorcismos, atestiguan el hecho <strong>de</strong> que el gobierno soberano <strong>de</strong> Dios<br />
está alcanzando al hombre (Mateo 12:28). Su predicación, con su singular nota <strong>de</strong> autoridad, es una<br />
evi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> la llegada <strong>de</strong>l reino (Marcos 1:27; Mateo 11:5), por cuanto “el reino <strong>de</strong> Dios está en medio<br />
<strong>de</strong> vosotros” les dice a sus discípulos (Lucas 17:21) , <strong>las</strong> bendiciones <strong>de</strong>l reino (perdón, salvación y<br />
vida eterna) son para que ellos <strong>las</strong> disfruten, no solamente en el futuro sino también en el presente.<br />
Durante siglos los profetas habían anunciado un tiempo en el que el regio po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Dios se <strong>de</strong>splegaría<br />
sobre la tierra: en la persona y ministerio <strong>de</strong> Jesús, ese tiempo había llegado.<br />
Si Jesús enseñaba que el reino había llegado realmente en su persona, es igualmente caro que<br />
miraba hacia la futura <strong>de</strong>mostración final <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r soberano <strong>de</strong> Dios. Sus discípulos <strong>de</strong>bían orar<br />
”Venga tu reino”, y velar y estar alertas para ver “el reino <strong>de</strong> Dios venido con po<strong>de</strong>r” (Marcos 9:1;<br />
Mateo 25:1). Los milagros que le vieron realizar, y que ellos mismos realizaron con el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> él, eran<br />
una muestra po<strong>de</strong>rosa <strong>de</strong> la presencia <strong>de</strong>l reino, pero la batalla con Satanás estaba en su furor, y el<br />
resultado, aunque no era incierto, requería una confrontación final (Mateo 25:41). Los pronósticos <strong>de</strong><br />
una consumación futura se entretejen, por lo tanto, con claras evi<strong>de</strong>ncias <strong>de</strong> la llegada presente <strong>de</strong>l<br />
reino, y por <strong>las</strong> “parábo<strong>las</strong> <strong>de</strong>l reino” <strong>de</strong> Mateo 13 es obvio que Jesús tenía la intención <strong>de</strong> que sus<br />
discípulos comprendieran ambas verda<strong>de</strong>s. La semilla se siembre y crece antes <strong>de</strong> que la cosecha<br />
llegue a su clímax.<br />
Las exigencias <strong>de</strong>l reino<br />
El gobierno soberano <strong>de</strong> Dios, sea presente o futuro, exige la obediente sumisión <strong>de</strong>l hombre.<br />
Los hombres no han sido llamados a edificar o establecer el reino por sí mismos, sino solamente a<br />
buscarlo y entrar en él (Mateo 6:33; Marcos 9:47). Sus normas éticas son exigentes, mucho más que <strong>las</strong><br />
<strong>de</strong> los escribas y fariseos (Mateo 5:20), y pi<strong>de</strong>n no solamente un conocimiento teórico sino una expresión<br />
practica (Marcos 12:34). En suma, la entrada en el reino exige la obediencia <strong>de</strong> un niño sin explicaciones<br />
(Marcos 10:15) y hace exigencias absolutas <strong>de</strong> lealtad y <strong>de</strong>voción <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> los discípulos.<br />
Sin embargo, la sumisión al reino <strong>de</strong> Dios va a favor <strong>de</strong> los mejores intereses <strong>de</strong>l hombre, porque su<br />
reino, como el tesoro escondido a la perla <strong>de</strong> gran precio, es lo único que tiene valor supremo en la<br />
vida, por lo cual vale la pena cualquier sacrificio (Mateo 13:44-46).<br />
(Tomado <strong>de</strong>l Manual <strong>Bíblico</strong> Ilustrado, Editorial Unilit)