Friedrich Heinrich Jacobi - Revista Observaciones Filosóficas
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32 Hugo Renato Ochoa <strong>Friedrich</strong> <strong>Heinrich</strong><br />
<strong>Jacobi</strong><br />
coincide con el espinocismo (Cfr. Briefe über die Lehre<br />
des Spinoza, apéndice VI) 32 --------<br />
Lo que único que me separa de la doctrina<br />
kantiana, es lo que también la separa de sí misma y la<br />
desune de sí misma, [30] a saber, que ella presupone y al<br />
mismo tiempo niega la existencia en el espíritu humano de<br />
dos fuentes de conocimiento específicamente distintas<br />
32<br />
¿Pero cómo? ¿Porque yo, pues, concuerdo, apruebo, reconozco y<br />
afirmo esto, me debe convenir (Cfr. Tennemann, Grundriß der<br />
Geschichte der Philosophie, Leipzig, 1812) con toda razón el<br />
apelativo de Misólogo, lo peor que puede concebir contra un<br />
investigador en filosofía?<br />
Este apelativo se lo debo a mi adhesión a la auténtica y no<br />
castrada doctrina del viejo Platón; pero no se atreven a atribuir este<br />
apelativo a Platón mismo, ni a [30] acusarlo de haber dado campo<br />
libre a la superstición y al fanatismo; si bien se reconoce que su<br />
sistema intelectual no es meramente lógico, sino místico (cfr. K. d. r.<br />
V., p.882).<br />
Tampoco a Kant se le debe atribuir este apelativo, y que sea<br />
así contado entre los despreciadores y detractores de la ciencia, si bien<br />
el fue el primero en demostrar plenamente la incapacidad de la ciencia<br />
de elevarse teóricamente desde el ámbito de lo sensible al de lo<br />
suprasensible “y de alcanzar efectivamente el auténtico fin en el cual<br />
tienen que unirse finalmente todos los esfuerzos de la razón”.<br />
“Yo tenía que –dice– suprimir primero el saber para hacer<br />
espacio a la fe”. Haber hecho esto y “haber de una vez por todas<br />
derribado la petulancia y la desmesura de una razón que desconoce<br />
sus límites y su verdadero destino que se jacta de comprender y saber<br />
allí donde en realidad la comprensión y el saber terminan, allí coloca<br />
él su verdadero mérito, su honor en filosofía, toda su gloria. Sin esta<br />
“supresión del saber en vistas a todo lo que está allende el mundo<br />
sensible, no podríamos tampoco, según la expresa afirmación de Kant<br />
(Cfr. Prefacio a la K. d. r. V., especialmente el Prefacio a la K. d. p. V.)<br />
aceptar (dar valor problemático) a Dios, la libertad y [31] la<br />
inmortalidad, como perentoriamente sería exigida por la razón<br />
semejante aceptación para su necesario uso práctico. En ese caso la<br />
razón especulativa o teórica conservaría su primacía; ante su<br />
presuposición debería ceder la de la razón práctica, a saber, la libertad,<br />
<strong>Revista</strong> <strong>Observaciones</strong> Filosóficas Traducciones / 2006