ODEBRECHT ODEBRECHT - Odebrecht Informa

La presencia de Odebrecht marcó una diferencia
para el país. Demostró que había quien
confiase en su futuro y tuviese coraje para
e n f rentar los problemas que se pre s e n t a b a n .
Otras empresas, brasileñas y de otras nacionalidades,
siguieron su rumbo. El contrato para
la construcción de Capanda incluía la transferencia
de tecnología y entrenamiento de trab
a j a d o res. Mucha gente aprendió a manejar
camiones, a operar máquinas en el sitio de obras
de Capanda e inclusive a introducir variaciones
en su menú diario.
Además del proyecto de la hidro e l é c t r i c a
de Capanda, hay muchas operaciones en ejecución,
desde la construcción de infraestru c t u-
ra para el suministro de agua para la población
de Luanda hasta la extracción de diamantes en
la mina de Catoca. Odebrecht trata de actuar
en cada una de ellas de forma socialmente re s-
ponsable ante las poblaciones dire c t a m e n t e
involucradas en los pro y e c t o s .
José Carlos Prober Faria, 42 años de edad,
ocho de Angola, director de contrato del proyecto
Aguas de Luanda, tiene una trayectoria.
En el año 2002, después de observar que había
en la ciudad un parque infantil que se usaba
para estacionar autos viejos, reunió a un grupo
de gente para rehabilitar el parque. Se const
ru y e ron canchas de básquetbol, de fútbol y se
re p a r a ron las hamacas. El área pasó a contar
con una fuente y se construyó un edificio para
administración. El parque, renovado, fue entregado
al gobierno de Luanda. “Construimos un
á rea de esparcimiento para una comunidad que
no tenía nada. Y eso nos costó muy poco esfuerzo”,
dijo Pro b e r.
El número de ese tipo de iniciativas es
incontable. “Nuestra misión no es solo hacer
obras, sino formar cuadros para el pais”, explica
Pro b e r. Otro ejemplo en su área de actuación:
Odebrecht firmó un contrato para elaborar
el proyecto urbanístico de Luanda Sur,
una ciudad nueva, creada al lado de Luanda
antigua. Es un barrio concebido con parámet
ros urbanísticos modernos, que está naciendo
con toda la infraestructura de una ciudad,
de un pais desarro l l a d o .
P e ro cuando se empezó a preparar el terreno
para implantar la nueva Luanda, surg i e ro n
los “dislocados”. Así se les llamó en Angola a
las personas que huyeron de sus ciudades, de
sus tierras, hace años o hasta décadas y que
buscan un rincón para vivir cerca del gobierno
central, donde presuponen que no corre r á n
riesgos y podrán encontrar algún medio de
s o b re v i v i . rEsa gente tiene todo tipo de care n-
cias y necesidades. Como no pueden perm a-
necer en el territorio destinado a los nuevos
b a rrios, el equipo de Odebrecht, juntamente
con la Empresa de Desarrollo Urbano de Luanda
– Edurb, encontró una solución. Nada que
estuviese previsto en el contrato o que significase
cualquier clase de renumeración. Separ
a ron un terreno próximo a la ciudad, el Morro
do Chapéu, que estaba desocupado. El áre a
fue loteada, urbanizada, y entregada a los dislocados
que quisiesen tener alguna seguridad
y estructura para vivir.
El que tome posesión de un lote del Morro
do Chapéu tiene un título que asegura su derecho
al uso del área. Puede constru i r, plantar y
criar animales en el terreno. “La Edurb entrega
agua, sin cualquier onus, diariamente, a cerca
de 1.000 familias que ya están establecidas
en el Morro do Chapéu. Ese pueblo se org a n i-
za fácilmente y muchos ya están constru y e n-
do casas de albañilería para vivir con sus familias”,
dice Claúdio Melo Filho, de Odebrecht y
d i rector de Edurb.
Ese es un ejemplo de proyecto que no aparece
en los presupuestos de Odebrecht o de
Edurb. Es proveniente de trabajo y no de dinero.
“Todos viven en paz y satisfechos aquí. Y
hay gente de los más diversos orígenes”, dice
Rute Mabilama, 34 años, madre de seis hijos,
Integrantes
de Odebrecht
y la harina del
maíz plantado
en la Hacienda
de Capanda:
excedente
es destinado
a la población
carenciada
agosto • 2003
Odebrecht Informa 59