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Mutilados de guerra, Provincia de Malange
O p o rtunidad de re c o m e n z a r
An g ola fue palco de una guerra que duró casi cuarenta años.
Demasiado tiempo, y es natural que haya muchos mutilados
e n t re la población superviviente. Solo en la provincia de Malange,
próxima a la hidroeléctrica de Capanda, suman 1.500. Es gente que
entró al ejército en la adolescencia, no estudió y no tiene capacitación
p rofesional. Tienen menos capacidad de producción, pero no están incapacitados.
Sin embargo, no les es fácil encontrar trabajo. El gobiern o
mantiene una ayuda financiera por un determinado período. Suministra
prótesis a quienes las necesitan.
O d e b recht tiene un proyecto que facilita la integración de esa gente
a la vida productiva. Trabajan en las obras de la hidroeléctrica de
Capanda 98 de estos hombres, seleccionados e indicados por el gobierno.
La mayor parte de ellos fue víctima de una de los doce millones de
minas enterradas en territorio angoleño durante décadas. Muchos pasaron
diez años sin ejercer ningún tipo de actividad productiva. En el sitio
de obras de la hidroeléctrica, ellos trabajan en áreas menos riesgosas,
tienen acompañamiento permanente que permite una adaptación a la
nueva rutina, y reciben el mismo salario y los mismos beneficios concedidos
a los compañeros que ejercen funciones semejantes y no son
mutilados. Reciben también un paquete de harina de maíz, pro d u c i d o
en la hacienda de Capanda, para que puedan consumir en las casas o
vender en el mercado para complementar la renta familiar.
Domingos Gaspar: enfermero en
Capanda
Domingos Francisco Gaspar (Capanda – auxiliar de enferm e ro )
44 años de edad, casado, seis hijos
“Entré al ejército en 1975. A los 15 años de edad, un gru po del ejército me atacó en la calle pa ra quitarme
un pedazo de caña de azúcar que le estaba ll evando a mi familia. Creí que lo pasaría mejor entre
ell os, que mandaban, que como víctima de esta guerra. Pe ro en 1983, en medio de una marcha, pisé arriba
de una mina y tu v i e ron que amputarme pa r te de la pierna derecha. A partir de ahí no pude más luch a r.
I n tenté tra bajar como sastre, pe ro descubrí que con eso no co n s eguiría so b rev i v i r. Entonces, aproveché una
o po r tunidad que el gobierno estaba ofreciendo a los discapa c i t a d os e hice un cu r so de enfe r m e ro, dura n-
te tres años y medio. Ahora, desde el 1º de abril del 2000, tra bajo en las obras de la Hidro eléctrica de Ca pa n-
da. Tengo una casa de adobe revocada, con un pozo en el jardín y hasta un kios co en el mercado de Malange.
Puedo decir que vivo bien. Mejor que mi pa d re, que era herre ro cuando yo era pe q u e ñ o. ”
A l e x a n d re Gonga: orientación en
el refectorio
A l e x a n d re Muinge Gonga (Capanda – auxiliar de servicios generales)
35 años de edad, casado, cinco hijos
“ Lu cho como soldado desde los quince años de edad. Me peg a ron un tiro y tu v i e ron que amputarme el
b razo izquierdo en 1988. Estu ve doce años sin tra ba j a r, yo y mi esposa, viviendo de pequeñas changas, de
vender ro pa, o una lata de re fr i ge ra n te. Hasta que surgió la opo r tunidad de tra bajar en Ca panda. Aquí, oriento
la circulación de los funcionarios en el re fectorio y ayudo en lo que puedo. Vivo ba s t a n te mejor que ante s .”
Fonseca Chico Lima (Capanda – controlador de herr a m i e n t a s )
40 años, casado, tres hijos
“Tu v i e ron que amputarme la pierna derecha después que pisé una mina. Fue en 1993. Yo no había ido a
la escu ela po rque tu ve que luchar en la guerra. Por tanto, incl u so con la prótesis no enco n t ra ba empleo. No
sabía hacer nada y por eso no enco n t ra ba tra ba j o. Pasé cu a t ro años pidiendo limosna. Ahora co n t rolo las her
ramientas que entrego al pe r sonal que hace arreg l os en el taller de Ca panda. Ahora lo pa so bien” .
agosto • 2003
Fonseca Lima: control de
herramientas
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