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LA RELACIÓN SOCIAL COMO CATEGORÍA DE LAS CIENCIAS SOCIALES<br />

psicología social y de la mano de G. H. Mead. Su introducción en la sociología<br />

tiene lugar a través de la epistemología genética de J. Piaget. Como el precedente,<br />

este planteamiento no ofrece una teoría sistemática de las relaciones<br />

sociales; más bien es un «acercamiento», un modo de observar y entender la<br />

realidad social a través de algunos conceptos e instrumentos expresamente<br />

definidos. Sin embargo, sitúa en su núcleo un principio que está en la base del<br />

análisis relacional. Según tal principio, «el todo social no es una reunión de elementos<br />

anteriores, ni una nueva entidad; al contrario, es un conjunto de relaciones,<br />

cada una de las cuales genera —en cuanto relación— una transformación de<br />

los términos que liga» (J. Piaget, 1964: 26, 55).<br />

La relación social es considerada como interacción, es decir, como una<br />

acción entre dos agentes en la que es central la mediación simbólica que uno<br />

ejerce sobre el otro, en cuanto que se supone que la representación de sí mismo<br />

(self) tiene necesariamente lugar a través del otro (alter) (G. H. Mead, 1934).<br />

Relación social significa: cómo nosotros convertimos los sí mismos (selves) a través<br />

de los otros (G. H. Mead, 1977: cap. 2). Toda relación es una realidad en sí<br />

(Piaget la llama «totalidad») que transforma los individuos (términos) participantes<br />

a partir de su estructura mental. Desde la interacción entre dos individuos<br />

hasta el sistema («totalidad») construido por el conjunto de relaciones<br />

entre los invididuos de una misma sociedad, estamos ante una continuidad por<br />

complejidad creciente que no cambia la esencia del fenómeno social ni requiere<br />

instrumentos diferentes de análisis. La parte débil de este planteamiento consiste<br />

en asumir un elemento, lo simbólico, como clave explicativa totalizante y no<br />

como foco de análisis, que, aunque rico y fecundo, resulta ser parcial.<br />

Emparentado con la fenomenología y el interaccionismo simbólico, nos<br />

encontramos con el planteamiento etnometodológico 12 . Aunque con diversos<br />

métodos, estudia las relaciones de la vida cotidiana como expresiones de juegos<br />

sobre la distancia social o bien como asunción de rol (role-taking) que no es mera<br />

conformidad, sino modificación del rol social en el acto mismo en que se asume<br />

(role-marking). A pesar de analizar los comportamientos, los gestos expresivos y<br />

las estrategias de los actores individuales, el foco del análisis no se sitúa en los<br />

sujetos (lo social no es una manifestación de la personalidad individual), sino en<br />

el peso normativo de la sociedad, es decir, en las formas en que la sociedad<br />

introduce el propio «dedo regulativo» en las relaciones. El individuo es visto<br />

como un jugador, un sintetizador entre las múltiples relaciones que lo ligan a<br />

los diversos círculos sociales. Por tanto, las relaciones son consideradas como<br />

manifestación de una vida cultural, concebida como constituida por reglas de<br />

comportamiento y acuerdos normativos en situaciones con diversos contenidos<br />

de riesgo, que se encarna en estructuras sociales (E. Goffman, 1974) 13 . Especial<br />

12<br />

Entre las figuras más sobresalientes habría que destacar autores como H. Garfinkel<br />

(1967), E. Goffman (1967, 1969) y A. Ardigo (1980).<br />

13<br />

Un interesante estudio desde esta perspectiva sobre la sociedad china puede encontrarse en<br />

Y. Shuo (1993).<br />

55

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