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LA RELACIÓN SOCIAL COMO CATEGORÍA DE LAS CIENCIAS SOCIALES<br />
tes que actúan en relación a los condicionamientos derivados de estas formas, y<br />
los resultados de tales interacciones, que pueden ritualizar (morfostasis) o modificar<br />
(morfogénesis) las estructuras socioculturales de partida (M. Archer, 1997).<br />
El análisis de dichas relaciones sociales implica un tercer punto de vista, ni<br />
individualista ni sistémico, que defina el propio objeto como relación y, por<br />
tanto, se centre en la relación como realidad y modalidad propia de investigación.<br />
La relación es:<br />
• la clave para entrar y salir de la realidad;<br />
• no elimina los términos que liga; al contrario, los investiga y explica;<br />
• un «concreto», no una pura abstracción (forma o comunicación);<br />
• tal conjunto (pensamiento-y-realidad) relacional solamente in extremis es<br />
dicotómico (ambivalente, dual, etc.) o confuso: normalmente tiene una<br />
estructura de redes, conecta, liga, crea interdependencias; lo que conlleva<br />
tensiones y conflictos relacionados;<br />
• las normas (y reglas) son un modo absolutamente necesario e inevitable<br />
para regular «normalmente», es decir, en condiciones no extremas, las<br />
contingencias de situaciones que, en lo social, no están determinadas<br />
a priori.<br />
Si se radicaliza esta perspectiva, de tal manera que la relación deja de ser la<br />
clave expresiva de los términos que liga y la vía a través de la que explorarlos, y<br />
se convierte en la categoría que los absorbe y anula, entonces se incurre en el<br />
relacionismo. Según planteamientos más moderados o más radicales como son,<br />
respectivamente, por una parte, el planteamiento fenomenológico (E. Paci,<br />
1965-66), en el que lo social es sinónimo de «vivencia experiencial», y, por<br />
otra, las posiciones epistemológicas relativistas (P. Winch, 1958), como la llamada<br />
«estética del cambio» (B. P. Keeney, 1983) y la «pragmática relacional»<br />
(M. Emirbayer, 1997), el relacionismo puede ser definido como una reducción<br />
de la relación a mera vivencia y proceso. En cualquiera de estos casos, aunque<br />
de forma diversa, la relación social es presentada como realidad puramente<br />
contingente fin en sí misma. Sin embargo, cuando en la sociología relacional<br />
que se defiende en estas páginas se dice que los fenómenos sociales son «relativos»,<br />
se afirma que existen «en relación a»; es decir, se subraya que el carácter<br />
«relativo» de un fenómeno social indica una realidad (la relación, con su<br />
estructura, funciones, articulaciones) que es unidad de las distinciones y no<br />
una pura arbitrariedad o mera situación.<br />
De la relación social no se puede decir lo que Wittgenstein decía del juego<br />
lingüístico en el ensayo «De la certeza»: «cualquier cosa de impredecible (…) o<br />
sea: no está fundado, no es razonable (o irrazonable). Está allí, como nuestra<br />
vida». Que las relaciones sigan reglas vagas, huidizas o ambiguas forma parte<br />
de nuestra experiencia cotidiana, así como su tendencia a polarizarse (por<br />
ejemplo, en códigos binarios, que es la forma más sencilla de simplificar la realidad).<br />
Pero las relaciones sociales no pueden ser estructuralmente inciertas,<br />
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