Mirar las grietas - Universidad de Los Andes
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La literatura cruel<br />
Miguel Ángel Campos<br />
184<br />
Requisitoria contra <strong>las</strong> tareas retrasadas <strong>de</strong>l arte <strong>de</strong> novelar, la función<br />
moral <strong>de</strong>l libro <strong>de</strong> Mariño Palacio es evi<strong>de</strong>nte. Rechaza motivos novelables<br />
y amplía los intereses <strong>de</strong> sus personajes en un esfuerzo aleccionador, forjar<br />
otros ámbitos <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollo para exigencias que ya no <strong>de</strong>bían situar la<br />
responsabilidad <strong>de</strong>l escritor en la pura <strong>de</strong>manda <strong>de</strong> la representación. Ese<br />
inusual pórtico titulado “El novelista habla a la vida que es como una mujer<br />
triste”, resulta más que una <strong>de</strong>claración <strong>de</strong> principios <strong>de</strong>l genio saludando<br />
un porvenir ominoso, es sobre todo la necesidad <strong>de</strong> teñir la escritura<br />
argumental <strong>de</strong> riesgos personales y <strong>de</strong>splazar la búsqueda <strong>de</strong>l intelectual<br />
<strong>de</strong> <strong>las</strong> convenciones testimoniales.“Por el alma <strong>de</strong> mi país que trata<br />
<strong>de</strong> integrarse, por mi propia alma... <strong>de</strong>spejemos un poco los cielos, elevemos<br />
un poco la mirada <strong>de</strong> esta oscuridad que nos conturba y busquemos<br />
en el corazón, secreta fuente, la llave que ha <strong>de</strong> llevarnos a la<br />
dignidad...” Podría <strong>de</strong>cirse que el autor prefiere la retórica a la <strong>de</strong>magogia,<br />
y esta no es una elección <strong>de</strong>scuidada, opta por la materia real <strong>de</strong> su arte,<br />
lo humano como incertidumbre, y <strong>de</strong>s<strong>de</strong>ña <strong>las</strong> noticias <strong>de</strong> un or<strong>de</strong>n que<br />
discurre en sus acordados compromisos.<br />
<strong>Los</strong> imperativos son ahora la propia exigencia <strong>de</strong>l artista angustiado<br />
por el entorno rezagado y el tiempo admonitorio y premonitor, parece<br />
hablar consigo mismo y esta frase inquietante cierra aquella invocación:<br />
Novelista, los fantasmas te ro<strong>de</strong>an, saluda a la vida, que pasa como una<br />
alba fugitiva a tu costado. Momento solemne este <strong>de</strong> la literatura venezolana,<br />
la incitación supone el fin <strong>de</strong> la condición pedagógica <strong>de</strong>l escritor, reconocimiento<br />
<strong>de</strong> la autonomía <strong>de</strong>l proceso creador.Y sin embargo, cuanto<br />
hay en esta novela <strong>de</strong> honda <strong>de</strong>sazón ante un ethos colectivo –ensalza<br />
do por unos, acodado como cliché por otros–, <strong>de</strong> entusiasmo por un<br />
escenario <strong>de</strong>l que se espera ver nacer <strong>las</strong> noveda<strong>de</strong>s y la re<strong>de</strong>nción <strong>de</strong>l<br />
propio artista.“A <strong>las</strong> diez <strong>de</strong> la mañana la ciudad es un rumor, un viejo susurro<br />
que lo domina todo”. Cuánta fe en ese mundo hay en el urdidor <strong>de</strong><br />
tramas, es la ficción construyendo por la fuerza un universo real para unos<br />
seres que ya no pue<strong>de</strong>n esperar más. Concebidos en la más absoluta contemplación<br />
el conjunto <strong>de</strong> personajes irrumpe para establecer sus propios<br />
términos <strong>de</strong> intercambio, no para correspon<strong>de</strong>r a los vaivenes <strong>de</strong> una<br />
ecología social, menos aún para ratificarla.Y sin embargo la tensión lo <strong>de</strong>sgarra<br />
todo, hay certidumbre, la <strong>de</strong>l explorador dándole sentido a sus necesida<strong>de</strong>s,<br />
pero muy lejos está la plenitud, seres creados en virtud <strong>de</strong> un<br />
golpe <strong>de</strong> fuerza, vienen a la vida para encandilarse, a sufrir el <strong>de</strong>stiempo<br />
pero sobre todo a <strong>de</strong>scubrirnos el futuro, sufren para mejor mostrarnos