Mirar las grietas - Universidad de Los Andes
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Pepe Barroeta: celebriedad...<br />
Ramón Ordaz<br />
bino, los recurrentes infortunios <strong>de</strong> Ulises que canta el imposible regreso.<br />
Su poesía, acudimos a la reiterada presencia <strong>de</strong> uno <strong>de</strong> sus símbolos, fluye<br />
como el río <strong>de</strong> sus ancestros. Motatán a<strong>de</strong>ntro, en la espesura <strong>de</strong>l paisaje,<br />
reina la sabiduría <strong>de</strong>l padre, alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong>l cual levanta el frontis <strong>de</strong><br />
buena parte <strong>de</strong> su poesía. El patriarcado rural que empieza a <strong>de</strong>svanecerse<br />
ante la inminencia <strong>de</strong>l hijo que abandona el núcleo familiar, que poco a<br />
poco asume su fracaso frente a la intemperie y la muerte que luego se<br />
traduce en <strong>de</strong>solación y abandono don<strong>de</strong> apenas es posible rastrear con<br />
la palabra, si es que alcanzan para el testimonio <strong>las</strong> palabras, la soledad <strong>de</strong>l<br />
campo, los restos <strong>de</strong> un pasado que se vuelve onirismo <strong>de</strong>l paisaje en Barroeta.<br />
Quien ha perdido la madre, sabe que se estremece el ser, la matriz<br />
<strong>de</strong> su cuerpo, su centro en la tierra; quien ha perdido el padre vive atravesado<br />
por huracanes que <strong>de</strong>jan <strong>de</strong>sasosiegos en el espíritu, un lento <strong>de</strong>sequilibrio<br />
empieza a <strong>de</strong>cirte que se ha perdido también el cielo. Leamos,<br />
para situarnos, el poema “De ciudad y <strong>de</strong> campo”:<br />
A los campos vuelvo,<br />
al fracaso <strong>de</strong> los iluminados.<br />
Fui torpe para manejarme<br />
en la ciudad <strong>de</strong> hierro;<br />
quise tener bosques<br />
don<strong>de</strong> no los había.<br />
Me imagino soñando lejos<br />
en una habitación <strong>de</strong> la ciudad,<br />
<strong>de</strong>struido,<br />
con mi padre y mi madre,<br />
pero sin sol.<br />
Cuando llovía sobre la capital<br />
me asombraba.<br />
Pensaba que el agua vertical<br />
era la misma <strong>de</strong> la niñez.<br />
Torpe,<br />
creí en un po<strong>de</strong>río conquistable<br />
y lo confesaba apasionado.<br />
Había extraviado el sentido <strong>de</strong> la<br />
altura,<br />
la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong>l otro cuerpo,<br />
el encanto por la humildad.<br />
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