las comunidades de peces del río guadiamar y el accidente minero ...
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Apéndice II<br />
En la cuenca <strong>de</strong>l Guadiamar la especie se distribuye ampliamente (Fig. 1), con<br />
capturas en los tramos alto, medio y bajo; <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>las</strong> zonas bien conservadas a <strong>las</strong> más<br />
<strong>de</strong>gradadas.<br />
El crecimiento <strong>de</strong>l barbo en <strong>el</strong> Guadiamar sigue un patrón similar al <strong>de</strong> otros<br />
cursos fluviales <strong>de</strong> régimen mediterráneo (Saldaña, 2006). La madurez sexual se<br />
alcanza al tercer año <strong>de</strong> vida para los machos (60 a 90 mm LF) y al quinto o sexto (130<br />
mm LF) para <strong>las</strong> hembras (Herrera y Fernán<strong>de</strong>z-D<strong>el</strong>gado, 1992). Al ser una especie<br />
potádroma, los machos y hembras listos para <strong>el</strong> <strong>de</strong>sove, realizan migraciones <strong>río</strong> arriba<br />
hacia tramos fluviales <strong>de</strong> menor entidad (arroyos <strong>de</strong> 1 er o 2º or<strong>de</strong>n), buscando fondos<br />
pedregosos <strong>de</strong> aguas claras y bien oxigenadas. Una vez alcanzado un lugar apropiado<br />
para <strong>el</strong> <strong>de</strong>sove, éste se realiza como mínimo en dos tandas entre marzo y julio (Lucena y<br />
Camacho, 1978; Herrera et al., 1988; Herrera y Fernán<strong>de</strong>z-D<strong>el</strong>gado, 1992; Rodríguez-<br />
Ruiz y Granado-Lorencio 1992; Torralva et al. 1997; Soriguer et al. 2000a). Terminado<br />
<strong>el</strong> <strong>de</strong>sove, retornan aguas abajo hacia sus lugares habituales <strong>de</strong> resi<strong>de</strong>ncia. Su dieta es<br />
omnívora, principalmente larvas <strong>de</strong> quironómidos y <strong>de</strong>tritus (Encina y Granado-<br />
Lorencio, 1997).<br />
El barbo común, al igual que <strong>el</strong> resto <strong>de</strong> especies <strong>de</strong> barbo presentes en Andalucía,<br />
ha estado hasta hace pocos años incluido <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l género Barbus (Gunther, 1868;<br />
Steindachner, 1864; Almaça, 1967). Sin embargo, recientes estudios moleculares<br />
(Zardoya y Doadrio, 1999) han dividido a los barbos europeos en dos géneros, Barbus y<br />
Luciobarbus, quedando los andaluces <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> esta última categoría (Doadrio et al.,<br />
Tubérculos nupciales, dispersos y<br />
alargados en un macho <strong>de</strong> barbo común.<br />
2002). La diferencia entre géneros, tiene<br />
bases morfológicas, genéticas y<br />
biogeográficas. Entre <strong>las</strong> primeras se<br />
encuentran la estructura labial y los<br />
tubérculos nupciales, que en Luciobarbus<br />
son menos numerosos y más alargados.<br />
Respecto a <strong>las</strong> bases biogeográficas, <strong>el</strong><br />
género Barbus ocupa la zona centro-oriental<br />
<strong>de</strong> Europa y <strong>el</strong> Luciobarbus queda r<strong>el</strong>egado a<br />
zonas periféricas <strong>de</strong>l Mediterráneo y norte <strong>de</strong><br />
África (Doadrio, 1990; Bianco, 1989, 1990).<br />
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