Aportes filosóficos de Charles Sanders Peirce - Universidad de ...
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Como po<strong>de</strong>mos ver en estos tres sentidos <strong>de</strong> <strong>de</strong>cir verdad, el primero al modo<br />
<strong>de</strong> la materia aristotélica, el segundo al modo <strong>de</strong> la forma aristotélica y el tercero en<br />
cuanto a un valor veritativo <strong>de</strong>l universal. En el primer sentido un signo pue<strong>de</strong> indicar<br />
con verdad la materia <strong>de</strong> su objeto. En la ceca <strong>de</strong> una moneda <strong>de</strong> un peso hay una cifra,<br />
un $1, que es signo <strong>de</strong> que la moneda vale un peso. El número uno contiene la verdad<br />
sobre el valor <strong>de</strong> esa moneda, que lo que actúa como materia <strong>de</strong> nuestro signo. En<br />
cuanto a la forma el caso es similar. El uno <strong>de</strong> mi moneda significa que vale $1; y $1 es<br />
el precio <strong>de</strong> lo que quiero comprar, <strong>de</strong> modo que se pue<strong>de</strong> hablar <strong>de</strong> la forma, el peso,<br />
presente en varios individuos, y sin hacer necesariamente una referencia a la materia.<br />
Este es el segundo valor <strong>de</strong> verdad. El tercero y último es no sólo abstracto <strong>de</strong> la<br />
materia, que ya está implicado por la noción <strong>de</strong> la forma, sino a<strong>de</strong>más una nueva<br />
abstracción <strong>de</strong>l individuo que nos permite hablar <strong>de</strong>l uno o <strong>de</strong> la unidad. Aunque no lo<br />
mencione, la relación con sus tres categorías metafísicas es clara.<br />
Al principio <strong>de</strong>l párrafo antes citado <strong>Peirce</strong> hace algunas aclaraciones que son <strong>de</strong><br />
gran interés. En primer lugar dice que el signo “no es algo real”. Pue<strong>de</strong> estar<br />
significando que no es un ente <strong>de</strong> la realidad factual, extramental, o simplemente que no<br />
existe, a secas. Como la segunda opción es absurda, se refiere a que, <strong>de</strong> algún modo, el<br />
signo no pertenece a este mundo sensible en el que vivimos. Hay en el signo una<br />
pertenencia a otro mundo. Pero el mundo real <strong>de</strong> los objetos significados incluye la<br />
locura <strong>de</strong> Hamlet. Esto implica que <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> lo representado pue<strong>de</strong> haber objetos<br />
ficticios tales como el mismo Hamlet, mal que le pese 64 . “El ser <strong>de</strong>l signo es meramente<br />
siendo representado.” Esto nos vuelve a llevar a Juan <strong>de</strong> Santo Tomás, quien<br />
consi<strong>de</strong>raba que <strong>de</strong> todos los signos, el que mejor cumple con su misión es el signo<br />
formal, ya que, significando, pasa <strong>de</strong>sapercibido. Por lo visto, ambos llegan a la misma<br />
conclusión. A<strong>de</strong>más, el verbum mentis es quien no pertenece al “mundo real” por ser<br />
un ente <strong>de</strong> razón. Claro que, <strong>de</strong>l mismo modo que Hamlet, pue<strong>de</strong> ser pensado. Esto<br />
64 Si es verdad que está loco, no creo que esto le importe mucho.