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Justo González – No Creáis A Todo Espíritu

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S2 c..AIo CIleám a todo esPÍIt¡tu ¿~"'" ..<br />

Marción comprendía versiones abreviadas tanto de Lucas como de<br />

las epístolas paulinas.<br />

Fue en respuesta a ese primer canon, lista truncada tanto en cuanto<br />

al número de libros como en cuanto a su contenido, que la iglesia<br />

empezó a desarrollar su propio canon, es decir, a hacer una lista de<br />

libros paralelos a los del Antiguo Testamento, y con autoridad paralela<br />

a ellos 2 • Vale notar que el interés en ofrecer una lista paralela<br />

a la del Antiguo Testamento se ve en la lista que resultó para el<br />

Nuevo, que guarda ciertos paralelismos con el Antiguo: El Antiguo<br />

Testamento empieza con cinco libros que se refieren a los orígenes,<br />

los del mundo y los de Israel. El Nuevo Testamento empieza con<br />

cuatro libros en los que se refieren los orígenes de la iglesia en la<br />

vida y el mensaje de Jesucristo. (Nótese, de paso, que dos de esos<br />

cuatro libros empiezan, como lo hace el Génesis, con una referencia<br />

directa al "principio"). Luego vienen en el Antiguo Testamento los<br />

libros históricos, que narran los tiempos iniciales de la historia de<br />

Israel, y en el Nuevo Testamento viene Hechos, que narra los inicios<br />

de la historia de la iglesia. En el Nuevo Testamento no hay una sección<br />

paralela a lo que los hebreos llamaban "los escritos", es decir,<br />

Salmos, Proverbios, etc. Esto probablemente se deba a que los Salmos<br />

seguían ocupando ese lugar en el culto y la vida de la iglesia.<br />

Por último, en el Antiguo Testamento están los libros de los profetas,<br />

que exponen cómo ha de obedecerse la Ley de Dios en diversas<br />

circunstancias; y en el Nuevo están las epístolas, que exponen cómo<br />

ha de vivirse el evangelio en diversas circunstancias.<br />

Luego, el canon de la iglesia difería del de Marción no sólo en<br />

su contenido, sino también en un punto importantísimo: Su relación<br />

con el Antiguo Testamento y con la fe de Israel. Pero difería también<br />

en otro punto, que nos lleva de nuevo a aquellas preguntas dificiles<br />

que me planteó mi compañero Silvino hace tantos años: En el canon<br />

de Marción hay un solo Evangelio; en el de la iglesia hay varios.<br />

El valor de la diversidad en las Escrituras<br />

¿Quiere esto decir que aquellos antepasados nuestros en la fe<br />

no se percataban de las diferencias entre esos Evangelios? <strong>No</strong>, sino<br />

todo lo contrario. La diversidad de Evangelios vino a ser parte del<br />

canon de la iglesia como un modo de reafirmar su testimonio.<br />

Para entender esto, tomemos el caso de un juicio en un tribunal<br />

moderno. Si hay un solo testigo de los hechos, es fácil poner en duda<br />

lo que nos dice. Un buen abogado bien puede argumentar que el testigo<br />

tiene prejuicios, o que miente. Si hay varios testigos, y todos<br />

dicen exactamente lo mismo, con las mismas palabras y hasta los<br />

mismos detalles, sin variación alguna, el caso no es mucho mejor,<br />

pues de inmediato surge la sospecha de que se han confabulado, o<br />

que alguien les ha dicho lo que tenían que decir. Lo que es más, tales<br />

testimonios idénticos posiblemente sean menos convincentes que<br />

el de un testigo solitario. ¡Y hasta es posible que el juez les condene<br />

a todos por peJjuros y por obstrucción de justicia!<br />

Pero si en ese mismo juicio se presentan varios testigos, cada<br />

uno de ellos con sus perspectivas y sus recuerdos algo diferentes,<br />

pero todos concuerdan en cuanto al punto central que está en juicio,<br />

su testimonio será más poderoso y convincente que el de un solo<br />

testigo o el de varios testigos con testimonios idénticos. En tal caso,<br />

no se les puede acusar de confabulación ni de prejuicio. Unos vieron<br />

una cosa, y otros otra; unos interpretaron los hechos de un modo,<br />

y otros de otro; unos notaron unos detalles, y otros no; pero todos<br />

dan testimonio del hecho central que se debate, y por tanto todos<br />

confirman ese hecho de un modo en que no podrían hacerlo ni un<br />

testimonio solitario ni varios testimonios idénticos.<br />

Llevemos este ejemplo al ámbito de lo que se discutía en el siglo<br />

segundo, cuando se le dio su forma esencial al canon del Nuevo Testamento.<br />

Lo que se discutía era si Jesucristo era el cumplimiento de<br />

las promesas hechas a Israel y a la humanidad a través de Israel; si<br />

Jesucristo verdaderamente había venido en carne, en carne fisica y<br />

humana como la de cualquiera de nosotros; si había muerto y resucitado.<br />

En todos estos puntos los Evangelios canónicos concuerdan.<br />

Uno puede decir que sobraron siete cestas y otro que doce. Uno puede<br />

colocar a Jesús predicando en el monte y otro en el llano. Uno<br />

puede poner unas palabras en labios de Jesús en la cruz; Y otros,<br />

otras. Pero todos concuerdan en que Jesús comió y alimentó a las<br />

multitudes, y por tanto que su carne era verdadera, y que se ocupó<br />

de las necesidades fisicas de los demás. Y concuerdan en lo esencial<br />

de sus enseñanzas, sin importar si las dio en el monte o en el llano,<br />

sin importar si dijo "bienaventurados los pobres" o "bienaventura-

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