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Justo González – No Creáis A Todo Espíritu

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6B uVo c/teáig a todo egpí/titu ,."<br />

mencionado, al decir que al centro de la fe cristiana está "el escándalo<br />

de la particularidad". Al centro de nuestra fe está la afirmación<br />

inaudita de que este hombre particular llamado Jesús, nacido<br />

en un momento histórico, es el Señor de las edades, el que era desde<br />

el principio. En nuestra fe, ese evento particular resulta ser universal.<br />

Negaciones de la encarnación<br />

Desde los inicios de la predicación cristiana hubo, como hay<br />

todavía, quienes tenían dificultades en aceptar tal doctrina. ¿Cómo<br />

puede ser eso de que el Dios supremo, el Altísimo que se encuentra<br />

más allá de todo lo que podamos imaginar, se haya hecho carne,<br />

carne humana como la nuestra, y haya vivido como humano en esta<br />

tierra? Pero lo más interesante es que nos equivocamos al pensar<br />

que las principales amenazas contra esta doctrina venían de quienes<br />

se negaban a aceptar la divinidad de Jesucristo. Ciertamente hubo<br />

tales personas. Hubo quienes dijeron que Jesús era un "puro hombre"<br />

a quien Dios había adoptado, probablemente por su fidelidad<br />

y obediencia. Y la iglesia rechazó sus doctrinas, insistiendo en la<br />

divinidad del Salvador. Pero no fueron tales personas quienes resultaron<br />

ser la peor amenaza para la fe cristiana. Esa amenaza vino<br />

más bien del extremo opuesto, de quienes estaban dispuestos a afirmar<br />

que Jesús era mucho más que un ser humano, pero por esa<br />

misma razón se negaban a confesar su verdadera y completa humanidad.<br />

En el día de hoy, existen de nuevo ambos extremos. A<br />

un lado están las tendencias a veces llamadas "liberales" de quienes<br />

dicen que Jesús fue un gran maestro, un personaje santísimo, pero<br />

que con todo yeso no fue más que humano. Al otro extremo están<br />

las tendencias de algunos supuestos "fundamentalistas" para quienes<br />

Jesús era un ser puramente divino, etéreo, sin nuestras necesidades<br />

y problemas humanos. Ambos son errores; pero no pensemos<br />

que, porque parezca menos religioso, el primero es peor que el segundo.<br />

Al contrario, precisamente porque parece ser muy religioso<br />

el segundo puede resultar más peligroso. El primero resulta claramente<br />

heterodoxo; por eso es fácil atacarlo. Pero el segundo parece<br />

ser religioso, espiritual, y por ello se nos hace dificil discernirlo<br />

como error.<br />

'J 2Q CVe/tbo enca/tMdo 69<br />

Por eso la primera epístola de Juan, la misma que acabo de citar,<br />

dice:<br />

Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si<br />

son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo.<br />

En esto conoced el <strong>Espíritu</strong> de Dios: <strong>Todo</strong> espíritu que confiesa<br />

que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios; y todo ~spíritu que no<br />

confiesa que Jesucristo ha venido en carne, no es de DIOs; y este es el<br />

espíritu del anticristo ... (l Jn. 4: 1-3a, RVR-1960).<br />

<strong>No</strong>temos aquí en primer lugar que no todos los espíritus son<br />

buenos y verdaderos. Esto va contra esa falsa espiritualidad que se<br />

ha posesionado de tantos en nuestro continente, que les lleva a<br />

pensar que siempre que algo sea "espiritual" es bueno y ve~dadero.<br />

<strong>No</strong>. Hay espíritus que son de Dios y otros que no son de DIOS. Y el<br />

modo de reconocerles es ante todo este principio esencial de la fe<br />

cristiana, la encamación de Dios en Jesucristo. El modo de reconocerles<br />

es si de veras declaran que "el Verbo se hizo carne", que<br />

este a quien vemos como Señor tomó verdaderamente carne humana,<br />

que no es puro espíritu ni fantasma ni apariencia.<br />

La doctrina contraria, que se imagina un Jesús etéreo, cuyo<br />

cuerpo no era como el nuestro, que no necesitaba comer ni dormir,<br />

recibió el nombre de "docetismo"; palabra derivada de un verbo<br />

griego que significa aparentar. Los docetas querían. ser más religiosos<br />

que nadie. Querían centrar su interés en las reahd~de~ sup~estamente<br />

"espirituales", y precisamente por eso no podIan Imagmarse<br />

un Jesús de carne y hueso, un Jesús humano. Es a ellos que se refiere<br />

Juan al declarar que "todo espíritu que no confiesa que Jesucristo<br />

ha venido en carne, no es de Dios". Lo que es más, Juan<br />

relaciona esos falsos espíritus, ese espiritualismo excesivo, con los<br />

"muchos falsos profetas han salido por el mundo".<br />

A través de toda la historia, tal supuesto espiritualismo excesivo<br />

ha sido una de las tentaciones más frecuentes entre los creyentes:<br />

<strong>No</strong> estar dispuestos a aceptar el don de D~o.s, la salvación<br />

gratuita de Dios, y querer inventamos otros reqUIsItos, otros ~edios<br />

por los cuales alcanzamos la salvación. En la Edad MedIa,<br />

fue todo el sistema penitencial de la iglesia, toda la teoría según

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