Justo González – No Creáis A Todo Espíritu
Justo González – No Creáis A Todo Espíritu
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iglesia de Mengano, de los seguidores del apóstol Zutano. O se dice.<br />
que Esperancejo, que vende pañuelitos bendecidos por radio y televisión,<br />
tiene especial poder, y que sus pañuelitos son más eficaces<br />
que cualesquiera otros. Entre estos líderes, la competencia es<br />
brutal, pues cada persona que sigue a otro me disminuye a mí como<br />
líder y como individuo.<br />
Pero muchos de esos movimientos, al tiempo que hacen ídolos<br />
de los individuos que los dirigen, son masificadores; es decir, que<br />
mientras los líderes son individuos los participantes se vuelven masa.<br />
En consecuencia, lo que se les ofrece es un falso sentido de comunidad.<br />
Es una comunidad solitaria, como la de quien se encuentra<br />
apretujado en el metro, rodeado de gente que parece llevar el mismo<br />
rumbo, pero siempre solo. En lugar de cuerpo solidario lo que<br />
hay es masa.<br />
<strong>No</strong> es esto lo que el Nuevo Testamento entiende por el cuerpo<br />
de Cristo. La Cabeza de este cuerpo que es la iglesia no es un<br />
líder de masas, sino el pastor que va en busca de la oveja perdida, la<br />
mujer que se regocija al encontrar cada moneda perdida, el Maestro<br />
que se detiene en el camino para escuchar y responder al clamor<br />
del ciego. El cuerpo no es una masa informe. <strong>No</strong> es un montón de<br />
células todas iguales. El cuerpo es una realidad compleja, en la que<br />
cada miembro es diferente de los demás, y en la que esa misma diferencia<br />
contribuye a la vida total del cuerpo. Por ello, como bien dice<br />
Pablo, en el cuerpo de Cristo la diferencia no solo se acepta, sino<br />
que se cultiva, pues es esa misma diferencia la que hace que sea un<br />
cuerpo. Un movimiento es una realidad uniforme, con partes intercambiables.<br />
Lo que importa no son las diferencias, sino el número<br />
de participantes todos iguales; como en un saco de maíz lo que importa<br />
es el número de granos, y no la diferencia entre ellos. En un<br />
cuerpo, lo que importa es la vida, y esa vida se fundamenta en las<br />
conexiones y las diferencias entre los miembros. Sin diferencias no<br />
hay cuerpo, sino masa. Sin conexiones no hay cuerpo, sino masa.<br />
Sin diferencias no hay iglesia, sino movimiento. Sin conexiones no<br />
hay iglesia, sino movimiento.<br />
En resumen, al tiempo que es la soledad producida por el individualismo<br />
moderno y por la masificación moderna lo que les da<br />
fuerza a muchos de los nuevos movimientos religiosos, esos mis-<br />
. mos movimientos son como ídolos con pies de barro porque ellos<br />
mismos son individualistas y masificadores.<br />
¿ Cómo entonces ha de responder la iglesia al reto de tales movimientos?<br />
Aunque ya hemos dado algunos indicios de posibles<br />
respuestas, es sobre esto que trataremos a continuación.