educacion medica - Documento sin tÃtulo
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Rosa María Borrell Bentz<br />
algunos educadores médicos por la pedagogía que los llevó a familiarizarse con<br />
teorías y principios de aprendizaje, así como con algunas técnicas didácticas. Las<br />
teorías de aprendizaje más conocidas y difundidas en dicha época fueron las de<br />
estímulo-respuesta, las funcionalistas y las de la Gestalt.<br />
Con estas teorías, decía Andrade, se definieron algunas orientaciones educativas<br />
para la educación médica latinoamericana durante la época señalada. La<br />
definición de objetivos <strong>educacion</strong>ales y el diseño curricular, formulado originalmente<br />
por la Asociación Americana de Escuelas de Medicina en 1952 fue luego<br />
utilizado extensamente como documento de apoyo en diversas reuniones de<br />
educación médica en América Latina, cuyas escuelas siguieron tardíamente, las<br />
recomendaciones de definir objetivos de comportamiento para orientar la acción<br />
educativa.<br />
La consigna también asumida de “definir el médico que cada país necesita”<br />
generó los primeros intentos de adoptar objetivos <strong>educacion</strong>ales acordes con cada<br />
situación en particular, aunque los mismos fueron definidos en términos vagos,<br />
muy generales y susceptibles a ser interpretados de diversas maneras. La taxonomía<br />
de Bloom y colaboradores fue la base metodológica seguida por los primeros<br />
grupos de trabajo. El interés suscitado para fundamentar las decisiones<br />
curriculares a partir de objetivos precisos y en función de las necesidades de salud<br />
hizo que la III Conferencia Panamericana de Facultades de Medicina, celebrada<br />
en Buenos Aires en 1971 se dedicara a tratar el tema del “currículo y las técnicas<br />
de formulación de objetivos”. La Federación de Facultades y Escuelas de Medicina<br />
(FEPAFEM) incorporó en sus programas regulares talleres de corta duración<br />
destinados a adiestrar profesores en el uso de dichas técnicas.<br />
El Aprendizaje como proceso individual, utilizado en otros sectores educativos,<br />
llamó la atención a los educadores médicos, especialmente a partir de las experiencias<br />
de las escuelas de Medicina de John Hopkins y Duke University a principios<br />
de los sesenta. La primera adoptó el currículum flexible y las actividades<br />
electivas para estimular la iniciativa independiente y la participación de los<br />
alumnos en actividades de investigación y la segunda, el “core currículum” o programa<br />
esencial, el cual imponía identificar lo esencial para todos los alumnos y<br />
ofrecer la oportunidad de elegir otros conocimientos de acuerdo a sus propias inclinaciones.<br />
En América Latina apareció en 1969, en Buenos Aires, la publicación<br />
de Miller sobre la “Enseñanza y aprendizaje en escuelas médicas”, como una contribución<br />
metodológica al proceso de aprendizaje individualizado. A pesar de estas<br />
influencias, Andrade concluyó que, en la mayoría de las escuelas médicas de<br />
la época “el profesor sigue preocupado por lo que él dice y por decirlo de la manera<br />
más exhaustiva y lúcida posible y esperando que el alumno lo reproduzca<br />
con la máxima fidelidad” y el sistema de que “cada alumno aprenda lo que quiera,<br />
en la secuencia y al ritmo que más le convenga, no es compatible con los sistemas<br />
de enseñanza altamente estructurados que caracterizan la educación mé-