La inversión en debate - Diseño Gráfico Ribeiro

Para De la Fuente, “la mayor parte de la
inversión en los últimos años se ha orientado
a los sectores con capacidad exportable
y a la construcción, pero es evidente
que el país necesita invertir en su infraestructura
básica, desde Energía hasta Comunicaciones”,
dice. Con respecto al “sector
farmacéutico innovador”, señala que
“ha venido aumentando la inversión en la
Argentina a través de la realización de una
cantidad importante (y creciente) de estudios
clínicos”.
En tanto, Paz Soldán explica que, a su
juicio, “hubo inversión en sectores intermedios
para adecuar las capacidades operativas
a los cambios en el mercado luego
de la crisis que ha vivido el país. En el caso
específico de Procter & Gamble, siendo
una empresa que desarrolla productos de
marca, la inversión es un elemento esencial
de nuestra estrategia, ya que la construcción
de marcas requiere años de inversión
continua”.
Por su parte, Acevedo hace un detalle de
quienes son los que hoy invierten en la
Argentina: los que vislumbran un negocio
rápido; quienes obtienen algún tipo de
garantía y quienes están afincados en el
país y deben mantener el nivel tecnológico
como para seguir teniendo presencia en el
mercado.
Y además marca con precisión en qué
lugares falta inversión:
- En obras de infraestructura,
- En la mayor parte de las actividades
productivas y
- En la mayor parte de los servicios
públicos.
En cuanto a los niveles que se han logrado
recuperar en la materia, Arriazu señala
que “éstos no son elevados debido al rompimiento
de muchos contratos y a la inseguridad
jurídica que experimentó la Argentina
luego de la salida de la convertibilidad”
y también le dedica un párrafo a
la falta de inversión que se observa en los
sectores “donde se ha distorsionado el
normal funcionamiento del mercado,
como ser el sector energético, donde el
congelamiento de precios ha quitado los
incentivos a la inversión”.
“El sector privado
es el factor que asegura el
crecimiento sostenido a
largo plazo, con generación
de empleo y reducción de la
pobreza en un marco de
condiciones transparentes
de mercado y reglas de
juego previsibles”.
Carlos Páez Soldán,
gerente general de
Procter&Gamble.
Los incentivos
En materia de inducción para impulsar y
sostener el proceso inversor, los interrogantes
que se plantean apuntan a determinar
si el Estado es quien debe impulsar
activamente este tipo de aditivos de carácter
fiscal o financiero o si alcanza solamente
con el factor confianza, instituciones
sólidas y reglas de juego estables.
“Si bien resultan deseables estos incentivos,
lo fundamental debe ser consolidar
un marco de previsibilidad jurídica que
garantice el escenario adecuado para proyectar
inversiones de riesgo en el país que
cooperen a generar empleo y crecimiento
a largo plazo”, dice Paz Soldán, quien
también aboga por la eliminación de los
impuestos distorsivos.
De modo coincidente, de la
Fuente sostiene que “más que
incentivos, hay que remover los
desincentivos” y marca la necesidad
de eliminar el Impuesto al
Cheque, Ingresos Brutos y las
Retenciones. “Pero lo más importante
es la estabilidad de las
reglas de juego y la solidez de
las instituciones, un punto también
vital para alentar la inversión
en el país”, señala también
en sintonía con otros entrevistados.
En tanto, Acevedo se niega de
modo tajante a su implementación
“ya que quien los recibe lo
hace con beneplácito, pero alguien
debe pagarlos y esto produce
normalmente distorsiones
que tornan artificialmente competitivas
algunas actividades que
en el fondo no lo son”. El empresario
coincide en el apego que hay
que tener por las reglas de juego
claras y estables, ya que “junto a
las instituciones sólidas, las considero
absolutamente imprescindibles y
básicas para emprender cualquier actividad
económica sana”, explica. “Es difícil
que alguien ahorre si piensa que su capital
puede licuarse o de alguna manera ser
incautado”, agrega.
Este mismo reparo sobre el riesgo de expropiación
“explícito o implícito” tiene
Szewach, quien recuerda que algún tipo
de incentivos fiscales y financieros se han
instrumentado durante los últimos tiempos,
“aunque en dosis muy pequeñas” y
hace un aporte sobre la posibilidad de
“introducir un tratamiento especial a las
ganancias no distribuidas para el Impuesto
a las Ganancias”. El economista añade
que “está claro que la clave es un escenario
de estabilidad a largo plazo, en el que los
empresarios deberían poder asumir riesgos,
porque no pueden trabajar bajo total
incertidumbre”.
Específicamente sobre el factor “confianza”,
su colega Schvarzer apunta, desde
otro ángulo, que ésta “funciona en los
mercados financieros, pero tiene poco valor
en los mercados reales donde se invierte en
bienes a largo plazo. Ahí, las instituciones
y las reglas de juego claras son esenciales
para obtener resultados y para ello hace
falta ofrecer incentivos que, al menos,
reduzcan el riesgo esperado de los empresarios
para motivarlos a invertir”, dice.
18 noviembre de 2004