VE-11 MARZO 2015
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
Su nombre quedó olvidado, no así el haber confirmado la<br />
existencia del hallazgo. Nuevamente los escritos revivieron. Análisis<br />
de todo tipo fueron repitiéndose entre los restos. Al tiempo que las<br />
comunicaciones entre pueblos, ciudades, países y continentes fueron<br />
creciendo a un ritmo vertiginoso. Lo que había comenzado como una<br />
curiosidad, pasó al mundo científico como un dato extrapolable,<br />
encadenando relatos y documentos similares, realizados en distintas<br />
lenguas y por distintas culturas. En unos había sido una cabaña, en<br />
otros una gruta, en los de más allá, un templo en la piedra, cuevas, y<br />
una variedad de asentamientos más.<br />
Ya no era en un origen único sino varios, como las épocas a<br />
través de siglos. No era buscar al alquimista de finos y largos dedos,<br />
con ojos hundidos en profundas ojeras que resaltaban su larga<br />
cabellera o el aparente abad entrado en kilos y siempre de aspecto<br />
sonriente, con rojizos cachetes en su rostro. Las descripciones fueron<br />
tantas que hasta de todos los colores de piel y raza tuvieron cabida<br />
alguna; siempre de los centenarios, milenarios ocupantes, en<br />
testimonios.<br />
Cuando la bolita azul brillaba en el espacio en el inmenso<br />
universo, y era contemplada ya como un punto en la distancia por el<br />
astronauta. A bordo de una de las tantas naves que surcaban el<br />
espacio. El avance técnico desarrollado en ese especial Planeta<br />
Tierra, pareció dar con la clave del enigma: “Las letras no surgían del<br />
crisol de ningún ermitaño, mago, alquimista, chamán, o solitario de<br />
todos los tiempos, culturas y civilizaciones su vuelco en grafos,<br />
piedras, runas, papiros, papel, ciberespacio, ecos y ondas. Tenían un<br />
origen. Durante la fase de sueños, mientras el éter unía universos. Se<br />
presentaba y susurraba en el oído del hombre. Y a partir de ese<br />
susurro nacía otro: “tejedor de palabras”.<br />
Jorge Richter Vázquez (Valencia)<br />
41