10.06.2015 Views

El Diario de Ana Frank

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

EL DIARIO DE ANA FRANK<br />

también para Peter, si no me equivoco.<br />

Nos dijimos tantas cosas, que nunca podría repetirlas<br />

completamente. Pero fue maravilloso. La más hermosa velada<br />

que haya pasado en el anexo. Te diré en forma serena los diferentes<br />

temas <strong>de</strong> nuestra conversación. Ante todo, las disputas; le dije<br />

que eso no me afectaba ya tanto como el abismo que se había<br />

abierto entre nosotros y nuestros padres.<br />

Peter escuchó mis historias <strong>de</strong> familia.<br />

En <strong>de</strong>terminado momento, inquirió:<br />

-Uste<strong>de</strong>s se besan todas las noches antes <strong>de</strong> acostarse, ¿verdad?<br />

Un beso en cada mejilla, ¿eh?<br />

-¿Uno solo? No, muchos, muchos. Apuesto a que no es tu<br />

caso.<br />

-No, yo casi nunca he besado a nadie.<br />

-¿Ni siquiera a tus padres para tu cumpleaños?<br />

-Sí, es verdad.<br />

Reconocimos que ninguno <strong>de</strong> nosotros confiaba en nuestros<br />

padres: los <strong>de</strong> él habían tratado <strong>de</strong> ganarse su confianza pero él<br />

no quiso concedérsela. Huía a la buhardilla para renegar<br />

completamente solo. En cuanto a mí, le dije cómo <strong>de</strong> noche, en<br />

la cama, daba rienda suelta a mis lágrimas. Le hablé también <strong>de</strong><br />

mi amistad con Margot, muy reciente <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> todo, y sin po<strong>de</strong>r<br />

<strong>de</strong>círnoslo todo, porque estábamos siempre juntas. Hablamos un<br />

poco <strong>de</strong> todo. ¡Oh, ya lo sabía yo! ¡Lo encontré exactamente<br />

como me lo imaginaba!<br />

Luego, hablamos <strong>de</strong> 1942, ¡qué distintos éramos en aquella<br />

época! No nos reconocemos como las personas <strong>de</strong> entonces. Al<br />

principio, ninguno <strong>de</strong> los dos podía soportar al otro. <strong>El</strong> me<br />

encontraba fastidiosa; y en cuanto a mí, yo no había tardado en<br />

juzgarlo una nulidad, no comprendía por qué no flirteaba conmigo.<br />

Ahora me regocijo <strong>de</strong> ello. Cuando él me habló <strong>de</strong> su aislamiento<br />

voluntario, le dije que no veía gran diferencia entre mi bullicio y<br />

su calma; que a mí también me gustaba la tranquilidad, pero que<br />

únicamente lograba estar a solas con mi diario. <strong>El</strong> dijo que se<br />

alegraba <strong>de</strong> que mis padres tuvieran con ellos a sus hijas; por mi<br />

parte, también yo me alegraba <strong>de</strong> que él estuviese aquí. Nos dijimos<br />

todo eso y a<strong>de</strong>más cómo yo lo comprendía por querer mantenerse<br />

apartado y no ignoraba el tipo <strong>de</strong> relaciones que existían entre él<br />

y sus padres.<br />

-Me agradaría tanto ayudarte.<br />

-¡Pero si tú me ayudas constantemente! -dijo él.<br />

-¿De qué manera? -inquirí muy sorprendida.<br />

-¡Con tu alegría!<br />

Es lo más hermoso que él me haya dicho.<br />

Debe <strong>de</strong> haber empezado a quererme como amiga, y esto<br />

me basta por el momento. Por más que busque las palabras no las<br />

encuentro; a tal punto soy dichosa. Perdóname, querida Kitty. Mi<br />

estilo se ha venido muy abajo.<br />

Sólo te he referido algunas impresiones vitales. Tengo la<br />

sensación <strong>de</strong> compartir un secreto con Peter. Cada vez que él me<br />

mira con esos ojos, con esa sonrisa y ese guiño, me parece que se<br />

encien<strong>de</strong> en mí una llamita. ¡Con tal que eso siga así! ¡Con tal <strong>de</strong><br />

que podamos seguir pasando horas juntos, horas y horas <strong>de</strong><br />

felicidad!<br />

Tu feliz y agra<strong>de</strong>cida,<br />

ANA<br />

Lunes 20 <strong>de</strong> marzo <strong>de</strong> 1944<br />

Querida Kitty:<br />

Esta mañana Peter me ha preguntado por qué no iba más a<br />

menudo por la noche, diciéndome que yo no lo molestaba en<br />

absoluto y que su cuarto era bastante gran<strong>de</strong> para los dos. Yo le<br />

hice notar que nunca me permitirían ausentarme todas las noches,<br />

pero a él le pareció que no había que dar a ello <strong>de</strong>masiada<br />

© Pehuén Editores, 2001.<br />

)103(

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!