Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
EL DIARIO DE ANA FRANK<br />
Querida Kitty:<br />
Esta tar<strong>de</strong>, mirando la llama <strong>de</strong> las velas,* me sentí tranquila<br />
y dichosa. Realmente, en ellas veo a abuelita. Es abuelita quien<br />
me guarda y me protege, y quien me <strong>de</strong>vuelve mi alegría.<br />
Pero hay otro que domina todo mi ser. Ese otro es... Peter.<br />
Hoy cuando fui a buscar las patatas, me <strong>de</strong>tuvo en la escalera, con<br />
mi cacerola llena, para preguntarme:<br />
-¿Qué has hecho esta tar<strong>de</strong>?<br />
Bajé y me senté en los peldaños, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> <strong>de</strong>jar la cacerola<br />
en el suelo; y nos pusimos a charlar. Sólo una hora <strong>de</strong>spués las<br />
patatas llegaron a su <strong>de</strong>stino.<br />
Peter no dijo una palabra sobre sus padres; hablamos<br />
únicamente <strong>de</strong> libros, y <strong>de</strong> otros tiempos. ¡Qué mirada tan ardiente<br />
tiene ese muchacho! Creo que voy a enamorarme <strong>de</strong> él. Si ya no<br />
lo estoy. Por lo <strong>de</strong>más, esta noche, él <strong>de</strong>jó escapar una palabra al<br />
respecto, cuando entró en su habitación, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber<br />
terminado <strong>de</strong> pelar las papas.<br />
-Tengo calor. Basta mirarnos a Margot y a mí para conocer<br />
la temperatura. Cuando hace frío, estamos pálidas; cuando hace<br />
calor, estamos coloradas.<br />
-¿Enamorada? -preguntó él.<br />
-¿Por qué he <strong>de</strong> estar enamorada?<br />
Más bien estúpida, mi respuesta.<br />
-¿Por qué no? -dijo él.<br />
Enseguida fue menester que nos reuniéramos con los otros<br />
para comer.<br />
¿Que ha querido <strong>de</strong>cir? Esta noche me las he arreglado para<br />
preguntarle por fin si mis charlas no le molestaban, a lo que ha<br />
contestado simplemente:<br />
-En absoluto...<br />
¿Se ha expresado así por timi<strong>de</strong>z? No lo sé.<br />
Kitty, estoy exactamente como una enamorada que sólo sabe<br />
hablar <strong>de</strong> su amor. Des<strong>de</strong> luego, Peter es verda<strong>de</strong>ramente adorable.<br />
¿Cuándo podré <strong>de</strong>círselo? No antes <strong>de</strong> que él piense lo mismo <strong>de</strong><br />
mí. Pero soy perfectamente capaz <strong>de</strong> cuidarme a mí misma y él lo<br />
sabe. A<strong>de</strong>más, Peter disfruta <strong>de</strong> su soledad; por eso, no puedo<br />
darme bien cuenta <strong>de</strong> hasta qué punto le agrado. En todo caso,<br />
comenzamos a conocernos un poco; pero atrevernos a <strong>de</strong>cir las<br />
cosas que ar<strong>de</strong>mos <strong>de</strong> ganas <strong>de</strong> <strong>de</strong>cirnos... ¡Cómo querría haberlo<br />
hecho! Eso vendrá quizá más pronto <strong>de</strong> lo que pienso, ¡quién<br />
sabe! Muchas veces por día él me dirige una mirada <strong>de</strong> inteligencia,<br />
a la que yo respondo con un guiño, y ambos nos sentimos felices.<br />
Parece absurdo <strong>de</strong>cir que Peter se siente feliz; pero estoy<br />
segura <strong>de</strong> que él experimenta los mismos sentimientos que yo.<br />
Tuya,<br />
ANA<br />
Sábado 4 <strong>de</strong> marzo <strong>de</strong> 1944<br />
Querida Kitty:<br />
Por fin he pasado un sábado menos fastidioso, menos triste<br />
y monótono que <strong>de</strong> costumbre, lo que no me ocurría <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hace<br />
meses. Se lo <strong>de</strong>bo a Peter.<br />
Esta mañana, cuando fui a colgar mi <strong>de</strong>lantal en el <strong>de</strong>sván,<br />
papá me preguntó si no quería quedarme para una conversación<br />
en francés. Asentí, y pu<strong>de</strong> explicar algo en francés a Peter;<br />
Enseguida pasamos al inglés. Papá leyó a Dickens en voz alta.<br />
Sentada en la misma silla que papá y muy junto a Peter, me sentí<br />
en el séptimo cielo.<br />
A las once, me fui a mi cuarto. A las once y media, en el<br />
momento <strong>de</strong> volver a subir, él estaba ya en la escalera<br />
aguardándome. Charlamos hasta un cuarto para la una. Cada vez<br />
que me ausento, <strong>de</strong>spués, por ejemplo, <strong>de</strong> la comida, él me dice,<br />
sin <strong>de</strong>jarse oír por los <strong>de</strong>más:<br />
-Hasta luego, <strong>Ana</strong>.<br />
¡Oh, qué feliz soy! ¿Empieza a quererme, al fin y al cabo? De<br />
© Pehuén Editores, 2001.<br />
)95(