Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
EL DIARIO DE ANA FRANK<br />
No tengo ninguna novedad sensacional que anunciarte. Por<br />
extraordinario que parezca, todo el mundo se entien<strong>de</strong> bien en<br />
casa, nadie se pelea; no habíamos conocido una paz semejante<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> hace por lo menos seis meses. <strong>El</strong>li no ha vuelto todavía.<br />
Para Navidad tendremos una ración suplementaria <strong>de</strong> aceite,<br />
bombones y mermelada. No pue<strong>de</strong>s imaginarte lo magnífico que<br />
es mi regalo: un broche hecho con monedas <strong>de</strong> cobre, brillante<br />
como el oro, en fin, espléndido. <strong>El</strong> señor Dussel ha regalado a<br />
mamá y a la señora Van Daan una hermosa torta, para cuya<br />
preparación comisionó a Miep. Pobre Miep, le he preparado una<br />
pequeña sorpresa como también a <strong>El</strong>li. Pedí al señor Koophuis<br />
que encargara pastelitos <strong>de</strong> mazapán con el azúcar <strong>de</strong> mi avena<br />
matinal, que he estado economizando durante dos meses.<br />
Llovizna. La estufa humea. Lo que se come pasa en el<br />
estómago, provocando <strong>de</strong>tonaciones por todas partes. Las mismas<br />
noticias por la radio. La moral, por el suelo.<br />
Tuya,<br />
ANA<br />
© Pehuén Editores, 2001.<br />
Viernes 24 <strong>de</strong> diciembre <strong>de</strong> 1943<br />
Querida Kitty:<br />
Ya sabes hasta qué punto nos vemos afectados por la<br />
atmósfera <strong>de</strong>l anexo. En mi caso, eso cobra proporciones<br />
inquietantes.<br />
«Himmelhochjauchzend, zum To<strong>de</strong> btrubt».* Esto podría<br />
aplicarse a mí. Me siento en el primer estado al pensar en todo lo<br />
que disfrutamos aquí, comparado con lo que les ocurre a otros<br />
judíos; y en el segundo caigo frecuentemente, como hoy, por<br />
ejemplo, a raíz <strong>de</strong> la visita <strong>de</strong> la señora Koophuis, que nos ha<br />
*Famoso verso <strong>de</strong> Goëte: «En la cima <strong>de</strong>l mundo, o en las profundida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la<br />
<strong>de</strong>sesperación. (N. <strong>de</strong>l T.).<br />
hablado <strong>de</strong> su hija Corrie; ella va a remar con sus amigos, participa<br />
en activida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> un teatro <strong>de</strong> aficionados, práctica <strong>de</strong>portes. No<br />
creo estar celosa <strong>de</strong> Corrie, pero al oír hablar <strong>de</strong> su vida mi <strong>de</strong>seo<br />
<strong>de</strong> reír y divertirme alocadamente se vuelve más fuerte. Sobre<br />
todo ahora, durante las vacaciones <strong>de</strong> Navidad, encerrados como<br />
estamos entre cuatro pare<strong>de</strong>s, cual parias. Quizás esté mal hablar<br />
<strong>de</strong> eso, puedo parecer ingrata, y sin duda exagero. Sea lo que<br />
fuera lo que tú puedas pensar, soy incapaz <strong>de</strong> reservarme tales<br />
cosas para mí, y retorno a lo que ya dije al principio: «<strong>El</strong> papel es<br />
paciente».<br />
Cuando alguien llega al anexo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la calle, el viento en sus<br />
ropas y el frío coloreando sus cachetes, quisiera ocultar mi cabeza<br />
<strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> las frazadas para hacer callar este pensamiento: «¿Cuándo<br />
podremos respirar aire fresco?». Y como no puedo escon<strong>de</strong>r la<br />
cabeza <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> las frazadas, sino que, al contrario, me veo<br />
obligada a mantenerla alta y mostrarme valiente, los pensamientos<br />
vienen y vuelven, innumerables. Créeme: <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l año y medio<br />
<strong>de</strong> vida enclaustrada, hay momentos en que la copa rebasa. Sea<br />
cual fuere mi sentido <strong>de</strong> la justicia y <strong>de</strong> la gratitud, no me es<br />
posible ahuyentar tales i<strong>de</strong>as. Ir en bicicleta, bailar, silbar, mirar a<br />
la gente, sentirme joven y libre; tengo sed y hambre <strong>de</strong> todo eso,<br />
y <strong>de</strong>bo esforzarme para disimularlo. Imagínate que los ocho<br />
empezáramos a quejarnos y a poner mala cara. ¿Adón<strong>de</strong> iríamos<br />
a parar? A veces me hago esta pregunta: «¿Existe alguien en el<br />
mundo capaz <strong>de</strong> compren<strong>de</strong>rme, sea o no judío, y que viera en<br />
mí a la muchacha que pi<strong>de</strong> nada más que una cosa: divertirse,<br />
gozar <strong>de</strong> la vida?». Lo ignoro, no podría hablar <strong>de</strong> eso con nadie,<br />
porque me echaría a llorar. Sin embargo, llorar alivia en ocasiones.<br />
Pese a mis teorías y a lo que me atormenta, la verda<strong>de</strong>ra madre<br />
que yo imagino y que me atormenta, la verda<strong>de</strong>ra madre que yo<br />
imagino y que me compren<strong>de</strong>ría me falta a cada instante. Todo<br />
cuanto pienso, todo cuanto escribo le está <strong>de</strong>dicado, en la<br />
esperanza <strong>de</strong> llegar a ser más tar<strong>de</strong> para mis hijos la «Mamita»<br />
cuya imagen me he forjado. Una «Mamita», que no tomaría<br />
)74(