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13. Segunda Fundación

Segunda Fundación es el tercer libro de la Trilogía original de la Fundación de Isaac Asimov. En él se descubre el paradero de la Segunda Fundación así como las capacidades de sus miembros.

Segunda Fundación es el tercer libro de la Trilogía original de la Fundación de Isaac Asimov. En él se descubre el paradero de la Segunda Fundación así como las capacidades de sus miembros.

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en una de las naves que escaparon, la vieja Ebling Mis. Dice que allí ocurrió lo mismo.<br />

Ellos atacaban con toda su Flota y nosotros sólo teníamos una división, y hasta que sólo<br />

nos quedaron cinco naves se escabulleron en vez de luchar. En aquella batalla dejamos<br />

fuera de combate al doble de naves suyas de las que perdimos nosotros.<br />

—Entonces, ¿usted cree que ganaremos la guerra? —Con toda seguridad, ahora que<br />

no estamos retro cediendo. Incluso aunque las cosas fueran muy mal, estoy convencido<br />

de que la <strong>Segunda</strong> <strong>Fundación</strong> intervendría. Contamos con el Plan Seldon, y ellos también<br />

lo saben.<br />

Los labios de Turbor se curvaron un poco.<br />

—¿De modo que usted cuenta con la <strong>Segunda</strong> <strong>Fundación</strong>?<br />

La respuesta tuvo un tono de auténtica sorpresa.<br />

—¡Cómo! ¿Acaso no cuentan todos con ella?<br />

El joven oficial Tippellum entró en la habitación de Turbor después de la emisión de<br />

vídeo. Alargó un cigarrillo al corresponsal y se empujó la gorra hasta la nuca.<br />

—Hemos hecho un prisionero —anunció.<br />

—¿Ah, sí?<br />

—Es un tipo estrambótico. Pretende ser neutral; inmunidad diplomática, nada menos.<br />

Creo que no saben qué hacer con él. Su nombre es Palbro, o Palver, o algo por el estilo,<br />

y dice que es de Trántor. Ignoro qué demonios hace en una zona de guerra.<br />

Pero Turbor se había incorporado en su litera, y olvidado por completo su<br />

interrumpida siesta. Recordaba muy bien su última entrevista con Darell, al día siguiente<br />

de la declaración de la guerra.<br />

—Preem Palver —dijo. Era una afirmación.<br />

Tippellum dejó que el humo saliera por las comisuras de sus labios.<br />

—Sí —murmuró—. ¿Cómo diablos lo sabe?<br />

—No importa. ¿Puedo verle?<br />

—¡Por el Espacio¡ No lo sé. El viejo lo tiene en su despacho para interrogarle. Todo el<br />

mundo cree que es un espía.<br />

—Diga al viejo que yo le conozco, si es quien pretende ser. Cargaré con la<br />

responsabilidad.<br />

El capitán Dixyl contemplaba incesantemente el detector desde la nave insignia de la<br />

Tercera Flota. Ninguna nave podía evitar ser la fuente de una radiación subatómica —ni<br />

siquiera si permanecía como una masa inerte—, y cada punto focal de aquella radiación<br />

era un pequeño destello en el campo tridimensional.<br />

Todas las naves de la <strong>Fundación</strong> habían sido registradas, y ya no quedaba ningún<br />

destello, ahora que habían hecho prisionero a aquel pequeño espía que pretendía ser<br />

neutral. La nave extranjera había causado un momentáneo revuelo en la cabina del<br />

capitán. Podía ser necesario un rápido cambio de táctica. Pero, por lo visto...<br />

—¿Está seguro de que lo tiene? —preguntó.<br />

El comandante Cenn asintió<br />

—Conduciré mi escuadrón a través del hiperespacio: radio, 10.00 pársecs; theta,<br />

268,52 grados; phi, 84,15 grados. Retorno al punto de origen en 1330. Ausencia total,<br />

11,83 horas.<br />

—Está bien. Ahora comenzaremos a contar con exactitud el espacio y el tiempo.<br />

¿Comprendido?<br />

—Sí, capitán. —Miró su reloj de pulsera—. Mis naves estarán dispuestas a las 0140.<br />

—Bien —dijo el capitán Dixyl.<br />

El escuadrón kalganiano no se hallaba todavía dentro del alcance del detector, pero<br />

no tardaría en estarlo. Había información independiente a este respecto. Sin el<br />

escuadrón de Cenn, las fuerzas de la <strong>Fundación</strong> serían numéricamente muy inferiores,<br />

pero el capitán tenía confianza. Plena confianza.<br />

Preem Palver miraba tristemente a su alrededor. Primero miró al alto y huesudo<br />

almirante, y luego a los otros, todos de uniforme; y ahora miraba a aquel hombre<br />

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