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13. Segunda Fundación

Segunda Fundación es el tercer libro de la Trilogía original de la Fundación de Isaac Asimov. En él se descubre el paradero de la Segunda Fundación así como las capacidades de sus miembros.

Segunda Fundación es el tercer libro de la Trilogía original de la Fundación de Isaac Asimov. En él se descubre el paradero de la Segunda Fundación así como las capacidades de sus miembros.

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—Exactamente. Ahora se siente mejor y ya no está en guardia. Está mejor preparado<br />

para concentrarse y comprender. Recuerde que para ser realmente eficaz no es<br />

necesario sujetar la mente bajo una barrera de control, pues ello la convierte casi en una<br />

mentalidad desnuda. Es más conveniente cultivar cierta inocencia, cierta consciencia de<br />

sí mismo, y una ingenuidad que no oculte nada. Mi mente está abierta ante usted. Haga,<br />

pues, lo mismo.<br />

Prosiguió:<br />

—No es fácil ser Orador. Tampoco es fácil ser psicohistoriador, y ni siquiera los<br />

mejores psicohistoriadores son necesariamente buenos Oradores. Aquí existe una<br />

distinción: un Orador no sólo ha de conocer las complicaciones matemáticas del Plan<br />

Seldon; ha de sentir simpatía por él y por sus fines. Tiene que amar el Plan; para él ha<br />

de ser su vida y el aire que respira. Más que eso: ha de ser, incluso, un amigo viviente.<br />

¿Sabe usted qué es esto?<br />

La mano del Primer Orador señaló un cubo negro y brillante que había en el centro de<br />

la mesa. Era totalmente liso.<br />

—No, Orador, no lo sé.<br />

—¿Ha oído hablar del Primer Radiante?<br />

—¿Esto? —profirió con asombro el estudiante.<br />

—¿Esperaba algo más noble e imponente? Es natural. Fue creado en los días del<br />

Imperio por hombres de la época de Seldon. Durante casi cuatrocientos años ha<br />

funcionado perfectamente, sin necesidad<br />

de rectificaciones o reajustes, lo cual es una suerte, ya que nadie de la <strong>Segunda</strong><br />

<strong>Fundación</strong> posee los conocimientos requeridos para repararlo de forma técnica. —Sonrió<br />

bondadosamente—. Los de la Primera <strong>Fundación</strong> tal vez podrían hacer un duplicado,<br />

pero nunca deben conocer su existencia, naturalmente.<br />

Acercó la mano a una plaquita situada a la izquierda de la mesa y la habitación se<br />

sumió en la oscuridad; pero sólo por un momento, pues gradualmente una fluorescencia<br />

fue iluminando las dos paredes más largas de la habitación. Primero apareció un blanco<br />

nacarado, después una tenue mancha longitudinal más oscura aquí y allí, y, finalmente,<br />

las ecuaciones finamente impresas en negro, con una ocasional línea roja que<br />

serpenteaba por entre los números oscuros como un tímido arroyuelo.<br />

—Venga, hijo mío, acérquese a la pared. No proyectará ninguna sombra. Esta luz no<br />

emana del Radiante en la forma corriente. A decir verdad, yo ignoro totalmente por qué<br />

medios se produce este efecto, pero no proyectará ninguna sombra. De eso estoy<br />

seguro.<br />

Se colocaron juntos en la luz. Cada pared tenía nueve metros de longitud por tres de<br />

altura. La escritura era pequeña y cubría toda la superficie.<br />

—Esto no es todo el Plan —dijo el Primer Orador—: Para que cupiera en estas dos<br />

paredes habría que reducir las ecuaciones individuales a tamaño microscópico, pero no<br />

es necesario. Lo que usted ve aquí representa las principales porciones del Plan hasta<br />

ahora. Ya ha estudiado esto, ¿verdad?<br />

—En efecto, Orador.<br />

—¿Reconoce alguna porción?<br />

Un largo silencio. El estudiante señaló con un dedo, y, mientras lo hacía, la hilera de<br />

ecuaciones fue descendiendo por la pared, hasta que la determinada serie de funciones<br />

que había tenido en el pensamiento —era difícil creer que el rápido y generalizado gesto<br />

del dedo hubiera tenido la suficiente precisión se encontró al nivel de sus ojos.<br />

El Primer Orador rió casi inaudiblemente.<br />

—Comprobará que el Primer Radiante se adapta en el acto a su mente. Puede esperar<br />

más sorpresas de este pequeño aparato. ¿Qué iba usted a decir acerca de la ecuación<br />

que ha elegido?<br />

—Es... una integral rigeliana —tartamudeó el estudiante—, referida a una distribución<br />

planetaria que indica la presencia de dos clases económicas principales en el planeta, o<br />

tal vez un Sector, además de una pauta emocional inestable.<br />

—¿Y qué significa?<br />

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