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13. Segunda Fundación

Segunda Fundación es el tercer libro de la Trilogía original de la Fundación de Isaac Asimov. En él se descubre el paradero de la Segunda Fundación así como las capacidades de sus miembros.

Segunda Fundación es el tercer libro de la Trilogía original de la Fundación de Isaac Asimov. En él se descubre el paradero de la Segunda Fundación así como las capacidades de sus miembros.

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enteramente, en las ideas de la muchacha sobre el tema de cómo tratar al Señor de<br />

Kalgan. Ideas divertidas e insensatas, pero expresadas con ponderada deliberación.<br />

Homir se sorprendió a sí mismo sonriendo mientras escuchaba; y preguntándose de<br />

qué novela histórica habría sacado Arcadia su complicada noción del gran universo.<br />

Era la tarde anterior al último salto. Kalgan se veía como una brillante estrella en el<br />

vacío escasamente iluminado de los bordes exteriores de la Galaxia. El telescopio de la<br />

nave lo mostraba como una burbuja chispeante de diámetro apenas perceptible.<br />

Arcadia estaba sentada, con las piernas cruzadas, en la única silla cómoda. Llevaba<br />

pantalones y la camisa más pequeña que poseía Homir. Había lavado y planchado su<br />

propio vestuario, más femenino, para ponérselo cuando aterrizasen.<br />

—¿Sabe? Voy a escribir novelas históricas —anunció.<br />

Era feliz por completo con el viaje. A Homir le gustaba escucharla, y la conversación<br />

era mucho más agradable cuando se podía hablar a una persona verdaderamente<br />

inteligente que se tomaba en serio lo que una decía. Continuó:<br />

—He leído montones de libros sobre los grandes hombres de la historia de la<br />

<strong>Fundación</strong>, como Seldon, Hardin, Mallow, Devers, y todos los demás. Incluso he leído<br />

gran parte de lo que usted ha escrito acerca del Mulo, pero no es muy divertido leer los<br />

capítulos en que la <strong>Fundación</strong> pierde. ¿No le gustaría más escribir una historia que no<br />

tuviera esos pasajes tontos y trágicos?<br />

—Ya lo creo —le aseguró gravemente Munn—. Pero no sería una hi...historia real,<br />

Arkady. Nunca conseguirías el respeto aca...académico, o...o...omitiendo algunos hechos<br />

históricos.<br />

—¡Bah! ¿Y a quién le importa el respeto académico? —Le encontraba encantador.<br />

Hacía días que no se olvidaba de llamarla Arkady—. Mis novelas serán interesantes, se<br />

venderán mucho y se harán famosas. ¿Para qué escribir libros, si no se venden ni son<br />

conocidos? No me interesa que me conozcan sólo unos cuantos profesores viejos. Quiero<br />

que me conozca todo el mundo.<br />

Sus ojos brillaron al pensarlo, y adoptó una posición aún más cómoda.<br />

—De hecho, en cuanto consiga la autorización de mi padre, visitaré Trántor a fin de<br />

encontrar material sobre el Primer Imperio. Yo nací en Trántor, ¿lo sabía usted?<br />

El lo sabía, pero preguntó, con asombro en la voz: —¿De verdad?<br />

Fue recompensado con una mezcla de gemido y alegre exclamación.<br />

—Pues sí. Mi abuela..., ya sabe, Bayta Darell, habrá oído hablar de ella..., estuvo una<br />

vez en Trántor, con mi abuelo. De hecho, fue allí donde detuvieron al Mulo, cuando toda<br />

la Galaxia estaba a sus pies; y mis padres también fueron a Trántor después de casarse.<br />

Y yo nací allí, e incluso viví una temporada, hasta que mi madre murió. Pero sólo tenía<br />

tres años, y no recuerdo gran cosa. ¿Ha estado alguna vez en Trántor, tío Homir?<br />

—No, nunca.<br />

Munn se apoyó contra el frío mamparo y siguió escuchando ausentemente. Kalgan<br />

estaba muy cerca, y su nerviosismo del principio empezaba a acecharle de nuevo.<br />

—Es el más romántico de los mundos. Mi padre dice que durante el reinado de<br />

Stannel V estaba poblado por más gente de la que hay ahora en diez planetas. Dice<br />

también que era un gran mundo de metal, una sola gran ciudad, y capital de toda la<br />

Galaxia. Me La enseñado fotografías que tomó en Trántor. Ahora está reducido a ruinas,<br />

pero sigue siendo magnífico. Me entusiasmaría verlo de nuevo. De hecho... ;Homir!<br />

—¿Sí?<br />

—¿Por qué no vamos allí cuando hayamos terminado lo de Kalgan?<br />

El miedo volvió a apoderarse de él, y se reflejó en su rostro.<br />

—¿Qué... qué dices? No lo pi ... pi ...enses siquiera. Esto es un viaje de negocios, no<br />

de placer. Recuérdalo, jovencita.<br />

—Pero también sería de negocios —insistió ella—. Podríamos encontrar increíbles<br />

cantidades de información en Trántor. ¿No lo cree así?<br />

—No, no lo creo. —Munn se puso en pie—. Ahora, apártate del com...computador.<br />

Hemos de dar el último sa...salto, y después te acostarás.<br />

Al menos, aterrizar tenía un aliciente; estaba harto de intentar dormir sobre un abrigo<br />

en el suelo metálico de la nave.<br />

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