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13. Segunda Fundación

Segunda Fundación es el tercer libro de la Trilogía original de la Fundación de Isaac Asimov. En él se descubre el paradero de la Segunda Fundación así como las capacidades de sus miembros.

Segunda Fundación es el tercer libro de la Trilogía original de la Fundación de Isaac Asimov. En él se descubre el paradero de la Segunda Fundación así como las capacidades de sus miembros.

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—Muy bien. ¿Cuál es?<br />

—Mientras las energías de la Primera <strong>Fundación</strong> iban dirigidas sólo hacia el Imperio,<br />

mientras sus únicos enemigos eran los débiles y anticuados remanentes del pasado, se<br />

preocupaban solamente de las ciencias físicas. Al entrar nosotros a formar parte de su<br />

medio ambiente es posible que se les imponga un cambio de actitud. Pueden tratar de<br />

convertirse en psicólogos...<br />

—Este cambio —dijo fríamente el Primer Orador ya ha tenido lugar.<br />

Los labios del estudiante se comprimieron en una delgada línea.<br />

—Entonces... todo ha terminado. Se trata de la incompatibilidad básica con el Plan.<br />

Orador, ¿me hubiera enterado de esto si hubiese vivido... fuera?<br />

El Primer Orador habló con gravedad:<br />

—Se siente humillado, mi joven amigo, porque, creyendo que comprendía tan bien<br />

tantas cosas, descubre de improviso que otras muchas, muy evidentes, le eran<br />

desconocidas. Después de pensar que era uno de los Señores de la Galaxia descubre que<br />

se encuentra cerca de la destrucción. Naturalmente, sentirá resentimiento hacia la torre<br />

de marfil, en la que vivía, hacia la reclusión en que fue educado, hacia las teorías que le<br />

enseñaron. Yo también sentí lo mismo; es normal. Pero era necesario que en sus años<br />

de formación no tuviera contacto directo con la Galaxia que permaneciera aquí, donde se<br />

le imparte todo el conocimiento y su mente es cuidadosamente educada. Podríamos<br />

haberle enseñado antes este..., este fracaso parcial del Plan, evitándole así esta<br />

sacudida, pero antes no hubiera comprendido bien el significado, y en cambio ahora, sí.<br />

¿De modo que no encuentra ninguna solución para el problema?<br />

El estudiante meneó la cabeza y exclamó con desaliento<br />

—¡Ninguna!<br />

—Bueno, no es sorprendente. Escúcheme, amigo mío. Existe un plan de acción y se<br />

está llevando a cabo desde hace más de una década. No es un plan corriente, y nos<br />

hemos visto forzados a recurrir a él contra nuestra voluntad. Implica probabilidades<br />

remotas, peligrosas suposiciones... Incluso nos hemos visto obligados a tratar a veces<br />

con reacciones individuales, porque era el único camino, y usted sabe que la<br />

psicoestadística, por su propia naturaleza, no tiene significado cuando se aplica a cifras<br />

menores que las planetarias.<br />

—¿Y estamos teniendo éxito? —murmuró el estudiante.<br />

—Todavía es pronto para decirlo. Hasta ahora hemos mantenido estable la<br />

situación..., pero por primera vez en la historia del Plan Seldon, es posible que los actos<br />

inesperados de un solo individuo lo destruyan. Hemos ajustado un reducido número de<br />

individuos a una determinada actividad mental; tenemos nuestros agentes... pero sus<br />

caminos están planeados de antemano. No se atreven a improvisar. Esto debería ser<br />

obvio para usted. Y no le ocultaré lo peor: si somos descubiertos, aquí, en este mundo,<br />

no sólo será destruido el Plan, sino también nosotros mismos, nuestros cuerpos físicos.<br />

De modo que, como ve, la solución no es muy buena.<br />

—Pero lo poco que me ha descrito no parece una solución, sino más bien un intento<br />

desesperado.<br />

—No. Digamos que es un intento inteligente.<br />

—¿Cuándo será la crisis, Orador? ¿Cuándo sabremos si hemos vencido o no?<br />

—Dentro de este año, sin duda.<br />

El estudiante considero estas palabras y asintió con la cabeza. Estrechó la mano del<br />

Orador.<br />

—En fin, es mejor saberlo.<br />

Dio media vuelta y se fue.<br />

El Primer Orador miró silenciosamente hacia fuera, mientras la ventana adquiría<br />

transparencia. Miraba más allá de las gigantescas estructuras, hacia las tranquilas y<br />

numerosas estrellas.<br />

Un año pasaría de prisa. ¿Viviría alguno de ellos, alguno de los herederos de Seldon,<br />

cuando tocara a su fin?<br />

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