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13. Segunda Fundación

Segunda Fundación es el tercer libro de la Trilogía original de la Fundación de Isaac Asimov. En él se descubre el paradero de la Segunda Fundación así como las capacidades de sus miembros.

Segunda Fundación es el tercer libro de la Trilogía original de la Fundación de Isaac Asimov. En él se descubre el paradero de la Segunda Fundación así como las capacidades de sus miembros.

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apidez. Era como si agudizaran su deficiente equipo sensorial para localizar ese impulso<br />

que no podía afectarles.<br />

Finalmente, Anthor se encogió de hombros y puso la caja de control sobre las piernas<br />

de Darell.<br />

—Bueno, supongo que debemos creer en su palabra. Pero es difícil imaginar que haya<br />

ocurrido algo cuando hice girar el botón.<br />

—Claro, Pelleas Anthor —dijo Darell con una tensa sonrisa—. El que le he dado era<br />

una imitación. Como ve, tengo otro. —Se apartó la chaqueta y enseñó una caja de<br />

control que llevaba colgada del cinturón y que era exactamente igual que . la que Anthor<br />

había estado investigando—. Se lo demostraré.<br />

Darell hizo girar el botón de intensidad hasta el punto máximo.<br />

Y con un alarido inhumano, Pelleas Anthor se desplomó en el suelo. Lívido, retorcido<br />

por el dolor, se agarraba fútilmente los cabellos con dedos temblorosos.<br />

Munn levantó rápidamente los pies para evitar el<br />

contacto con el cuerpo convulso; sus ojos eran dos pozos de terror. Semic y Turbor<br />

eran dos estatuas de yeso, rígidas y blancas.<br />

Darell, con expresión sombría, giró de nuevo el botón, y Anthor se estremeció<br />

débilmente una o dos veces y se quedó quieto. Estaba vivo; su agitada respiración<br />

sacudía su cuerpo.<br />

—Llevémosle al sofá —dijo Darell, cogiendo la cabeza del joven—. Ayúdenme.<br />

Turbor lo cogió por los pies. Era como si llevasen un saco de harina. Después, a los<br />

pocos minutos, la respiración se fue normalizando, y Anthor movió los párpados. Una<br />

terrible palidez cubría su rostro, tenía los cabellos y el cuerpo bañados en sudor, y su<br />

voz, cuando habló, era quebrada e irreconocible.<br />

—No lo haga —murmuró—, ¡no lo haga otra vez! Usted no sabe..., usted no sabe...<br />

¡Oh—h—h! —Fue un largo y trémulo gemido.<br />

—No lo haré otra vez —dijo Darell— si nos dice la verdad. ¿Es usted miembro de la<br />

<strong>Segunda</strong> <strong>Fundación</strong>? —Déme un poco de agua —suplicó Anthor.<br />

—Tráigasela, Turbor —dijo Darell—, y también la botella de whisky.<br />

Repitió la pregunta cuando Anthor hubo bebido un trago de whisky y dos vasos de<br />

agua. El joven pareció relajarse...<br />

—Sí —contestó—, soy miembro de la <strong>Segunda</strong> <strong>Fundación</strong>.<br />

—Que está situada aquí, en Términus, ¿verdad? —continuó Darell.<br />

—Sí, sí. Tenía usted razón en todos los detalles, doctor Darell.<br />

—¡Bien! Ahora explique qué ha sucedido durante los últimos seis meses. ¡Díganoslo!<br />

—Querría dormir —murmuró Anthor.<br />

—¡Después! ¡Ahora hable!<br />

Un trémulo suspiro; entonces las palabras, tenues y rápidas. Todos se inclinaron<br />

sobre él para escucharlas.<br />

—La situación se estaba haciendo peligrosa. Sabíamos que Términus y sus científicos<br />

físicos estaban interesados en las pautas de ondas cerebrales y que ya habían madurado<br />

para desarrollar algo como el dispositivo de estática mental. Y que era creciente el odio<br />

contra la <strong>Segunda</strong> <strong>Fundación</strong>. Teníamos que detenerlo sin perjudicar el Plan Seldon.<br />

Intentamos... controlar el movimiento. Intentamos unirnos a él. Eso apartaría de<br />

nosotros los esfuerzos y las sospechas. Hicimos que Kalgan declarase la guerra como<br />

una distracción adicional. Por eso envié a Munn a Kalgan. La supuesta amante de Stettin<br />

era una de los nuestros. Ella se encargó de que Munn actuase convenientemente...<br />

—Callia es... —exclamó Munn, pero Darell le hizo una seña para que guardase<br />

silencio.<br />

Anthor continuó, ignorante de la interrupción:<br />

—Arcadia le siguió. No habíamos contado con eso —no podemos preverlo todo—, así<br />

que Callia procuró que se fuese a Trántor para evitar su intromisión. Eso es todo.<br />

Excepto que hemos perdido.<br />

—Usted intentó que yo también fuera a Trántor, ¿verdad? —preguntó Darell.<br />

Anthor asintió.<br />

—Tenía que alejarle de aquí. El triunfo creciente de su mente estaba muy claro. Iba a<br />

solucionar los problemas del dispositivo de estática mental.<br />

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