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La guerra de Nicaragua - La Guerra Nacional 1854

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LA GUERRA DE NICARAGUA 173estaban organizados en compañias <strong>de</strong> voluntarios; en<strong>La</strong> Virgen habia una, bien uniformada y a las ór<strong>de</strong>nes<strong>de</strong> George McMurray, con cerca <strong>de</strong> cincuenta plazas.Muchos creian que en caso <strong>de</strong> trastornos se podio teneren estos voluntarios tanta confianza como en la tropa.regular, y por consiguiente se calculaba que si ocurrfauna invasión era posible contar con unos mil doscien·tos americanos para la <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> <strong>Nicaragua</strong>.Pocos dios <strong>de</strong>spués, el 9 <strong>de</strong> mano, la tropa regularrecibió un gran refuerzo con el arribo a Granada<strong>de</strong> más <strong>de</strong> doscientos cincuenta hombres bajo la dirección<strong>de</strong> don Domingo <strong>de</strong> Goicouria. En la nocheanterior a la lIegada <strong>de</strong> estos reclutas, un corrco <strong>de</strong>gabinete <strong>de</strong>l gobierno <strong>de</strong> San Salvador, el coronel Padilla,habia entrado en Granada, y por la mañana <strong>de</strong>l9. vistiendo un uniforme estrafalario y lIevando en laeabeza un sombrero <strong>de</strong> tres picos que trajo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Ca-"utepeque a través <strong>de</strong> las montañas, se lanzó a la calepara hacer una visita al general en jefe. Los nue-.\vos reclutas acababan <strong>de</strong> lIegar a la plaza principal yestaban formados <strong>de</strong> modo que pareciesen lo más numerososque fuera posible, cuando Padilla penetró enla resi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>l general. <strong>La</strong> sorpresa <strong>de</strong>l salvadoreñoal ver tantos hombres <strong>de</strong> aspecto raro fue tan gran<strong>de</strong>como el asombro que a los americanos causó su largay naco humanidad metida en unos pantalones <strong>de</strong>ma­~;iado cortos, con los brazos y el pecho estrechamenteembutidos en un pequeño leviÚn militar abotonadohasta el cuello y que se empeñaba en <strong>de</strong>slizar la extremidad<strong>de</strong> sus faldones más arriba <strong>de</strong> la boca <strong>de</strong>l estómago.Como Padilla habia traldo <strong>de</strong>spachos <strong>de</strong>l ministro<strong>de</strong> Relaciones Exteriores <strong>de</strong> Cojutepeque, señorHoyos, en que éste preguntaba por qué se estaban introduciendoamericanos en <strong>Nicaragua</strong>. la llegada <strong>de</strong>Goicourla y sus reclutas no era inoportuna.Entretanto Schlessinger habia regresado <strong>de</strong> CostaRica. contando cómo lo habian tratado por allá. Ma-

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