11.07.2015 Views

Setenta veces siete

Setenta veces siete

Setenta veces siete

SHOW MORE
SHOW LESS
  • No tags were found...

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

perdonarnos a nosotros mismos102que participen en grupos de apoyo o que asistan a la terapia de grupo.David lo ha hecho todo; ha consultado a numerosos consejeros, ydurante más de un año tomó parte en reuniones con otros excombatientesen Vietnam. Pero todavía no ha encontrado la paz.No hay duda de que la terapia es importante, y con frecuenciaayuda. Pero a <strong>veces</strong> no logra ofrecer una solución duradera. Desdeluego, un buen psicoterapeuta puede alentar a una persona a quedescubra las cargas de su pasado. Pero ¿de qué vale confesarse si laconciencia no nos va a remorder, y si no reconocemos cuánta faltanos hace ser perdonados?El escritor y psiquiatra de la Universidad de Harvard, RobertColes, relata una conversación importante que tuvo con Anna Freud.Aunque Anna Freud no alcanzó la fama de su padre, fue psicoanalistade renombre por derecho propio. Y ella misma admitió que las personasatormentadas sienten una gran necesidad de recibir el perdónde Dios, algo que ni siquiera el mejor psiquiatra les puede brindar.Hablaban del largo y atribulado historial psicológico de una señoramayor, y repentinamente Anna Freud concluyó:Sabes, antes de que nos despidamos de esta señora, deberíamos preguntarnosa nosotros mismos, no sólo qué pensar de su caso (eso lohacemos de todos modos), sino más bien qué es lo que le deseamos aella. Entiéndeme bien, no estoy hablando de la psicoterapia. De eso hatenido bastante. Sospecho que harían falta más años de psicoanálisisde los que el Señor le dará de vida…Te voy a confesar algo: Cuando yo estaba escuchando todo eso,pensé que en realidad esa pobre anciana no nos necesita para nada. Alcontrario, está harta de nosotros, aunque no lo sepa…Lo que a ella lehace falta…es el perdón. Necesita hacer las paces con su alma, en lugarde hablar de su estado mental. En alguna parte debe haber un Dios quele ayude, que la escuche y la sane…pero temo que no lo encontrará.Y ten por seguro que nosotros no somos los que podemos ayudarlea que lo encuentre.SETENTA VECES SIETEespanol.bruderhof.com

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!