Infrorme 2005-2006 - CONAVIM

Algunas voces, algunas imágenesCon frecuencia se dice que nada se hace para revertir la violencia contra lasmujeres en Ciudad Juárez. Esa afirmación es inexacta y podría causardesaliento. Múltiples esfuerzos caminan, desde distintos enfoques, lograndouna difícil y buscada coincidencia de objetivos: hacer habitable laciudad, garantizar el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia,poner en movimiento, con acciones legítimas y oportunas, todo un sistemade instituciones públicas capaz de dialogar con la sociedad civil, reconocersus méritos y respaldar sus iniciativas.Tenemos que inventar y ejercer nuevas formas de solidaridad centradas enel respeto a la dignidad humana, en particular la de las mujeres, imán ycentro de la vida comunitaria. No hay otra manera de suplir en CiudadJuárez las formas de sometimiento clientelar de grupos con poder extralegal,mafias, por decirlo con toda la claridad de la palabra, que vulneran lacondición ciudadana de barrios enteros, reparten favores, corrompencorporaciones, se incrustan en el mundo de los negocios de la frontera casisiempre insuficientemente regulados, supervisados, controlados o sometidosa la legalidad por el aparato del Estado: desde los antros, cantinas ydiscotecas hasta los picaderos del narcomenudeo. 5 Ahora se han recrudecido:a estos grupos, en cuyos modos de operación no estaba exenta ciertaayuda y compromiso con la comunidad, hay que agregar otros grupos yformas que están surgiendo, que desconocen cualquier lazo comunitario, yse incrustan desde fuera como una imposición parasitaria que vendeseguridad a los pequeños negocios de las colonias pobres e impone susreglas de terror.Sólo fortaleciendo otras formas de solidaridad, y las capacidades de lasociedad civil, y sobre todo la capacidad de las instituciones públicas pararecuperar el Estado de derecho, se pueden cambiar las reglas de convivenciade una comunidad que aspira a vivir en paz, crear fuentes de empleo,ganarse la imagen merecida de enclave creativo, próspero, hospitalario yjusto que supera la inclemencia del desierto y cultiva las virtudes ciudadanasy los modos de ejercer la autoridad que generan cohesión y confianza.5 Cuando la presencia de la Policía Federal Preventivafue intensa en esta ciudad, la inventivalocal ideó la forma del “picadero móvil”, paraseguir colocando la droga en los barrios.Amar a Ciudad Juárez es amar a su gente. No es difícil. Es posible y grato.Pasado el primer velo de estupor, estamos ante una ciudad que debe serentendida en las múltiples claves de su vocación histórica, fronteriza ymuchas veces aislada en sus multiplicados retos, en su intensa convivenciacon el sur del sur de Estados Unidos. Más allá de la burbuja urbana deCiudad Juárez y El Paso, hay horas de carretera por el desierto antes dellegar a otras ciudades como Chihuahua o Santa Fe. Nos sale entonces alcamino algún rostro amigable, con una amplia sonrisa, y nos empieza acontar: Aquí venían los del otro lado a divertirse desde los tiempos de la leyseca; ¿sabías que hay una especie de celo entre ‘juaritos’ y ‘chihuahuitas’?;antes corría agua por este río, y en invierno llegaba a nevar; en los añossesenta terminó de golpe el programa de braseros y a unos cuantos se lesocurrió traer empresas maquiladoras; comenzaron con las de cupones;hemos tenido restaurantes de fama internacional, como el de doña VirginiaPrats. Aquí, dicen, se inventó el coctel Margarita, aunque Tijuana se lodisputa; venían de todas partes a divorciarse; la primera universidad que184 SEGOB / Comisión para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres en Ciudad Juárez