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documento - Comisiones Obreras Aragón - CCOO

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CULTURA“¡A mí no me digas nada, Alberto! ¡Es tu padre,no el mío!”. Con esa frase, Elisa se desentiendede un problema que no cree que seasuyo y con esa frase querríamos desentendernostodos de nuestro pasado, del pasado denuestras familias, o mejor de algunos momentosdel pasado histórico de nuestro país. Pero lamemoria, antes o después, desentierra los secretosy nos hace presente aquello que por unau otra causa no nos era grato y queríamos olvidar,y no nos queda otra que enfrentarnos anuestro pasado.Dientes de leche es una novela realista muy bien documentadaque transcurre en Zaragoza desde 1937 y a lo largode tres generaciones. Ignacio Martínez de Pisón ha evolucionadoen su forma de escribir y ahora documenta conenorme pulcritud sus historias, quizás porque las historiasque suceden durante la Guerra Civil (Enterrar a los muertoso el guión de Las trece rosas), la Posguerra (Dientes de leche)o la Transición (El tiempo de las mujeres) lo piden así.Sus personajes, si no han existido en la realidad, podrían haberlohecho perfectamente.La novela cuenta cómo el italiano Raffaele Cameroni llegaa España para luchar como voluntario con los sublevadosfascistas y luego se queda a vivir en Zaragoza casándoseBajo la apariencia de penúltima comediatontorrona de factura patria, Casual Day es unretrato despiadado de una sociedad posmoderna,vacua e hipercompetitiva, que toma comomotivo una jornada de convivencia entre los empleadosde una multinacional al puro estilo anglosajón.El novel Max Lemecke ha contado para suprimer trabajo con un impresionante cartel deactores (Luis Tosar, Alberto San Juan, JuanDiego y Álex Angulo, entre otros) que dan vida alos empleados de una empresa de telecomunicacionesdispuestos (o no, tanto da) a afrontar los rigoresdel team building; o sea, una agresiva práctica de presióngrupal parida por una gestión de personal rebozada de psicologismo.Y, en gran medida, este elenco es una de las clavesdel digno resultado obtenido. Pero no la única.Ya en la presentación de los títulos de crédito, el autormuestra querencias de un cine actual que aúna pretensión estéticay trasfondo social, reciclando el clásico y vistiéndolo denuevo, para dar paso acto seguido a un falso monólogo introductorioalgo forzado, aunque no gratuito. A partir de ahí, entramosen harina con la presentación de personajes en el autobúsque conduce a la plantilla al paraje elegido para este Casual Day,en pleno Pirineo. La selección es de lo más realista, con trasuntosde la pija buenorra con barniz altruista en traje de chaqueta,TRABAJOSINDICALDientes de lecheCasual Daycon una guapa enfermera española pertenecientea una familia de los vencidos.Ya en El tiempo de las mujeres, Martínez dePisón hacía transcurrir la historia en Zaragozay nuevamente en Dientes de leche nos paseapor las calles Bolonia, Sagasta, San Miguel y lugarescomo el Gran Hotel o el Madrazo, de unaciudad que existió, que fue nuestra ciudad, laciudad de nuestra adolescencia, y de la que nosqueda el recuerdo de sus historias. Historiascomo la de la construcción del Sacrario MilitareItaliano en la iglesia de San Antonio, como ladel barrio de la Química o la Base Americana.Pero la novela no tiene solamente ese valor del paisanaje,es una novela magníficamente estructurada, conunos personajes de carne y hueso, con sus virtudes ydefectos. El narrador se encarga de hacernos comprendera Elisa y Alberto, a Raffaele e Isabel, a la tía Milagroso al entrañable Paquito, que teje toda una red de fraternalessentimientos a su alrededor. Con reportajes comoLas palabras justas (2007) y novelas como El tiempo delas mujeres (2003), Enterrar a los muertos (2005) yesta última Dientes de leche (2007), Ignacio Martínezde Pisón se ha convertido en uno de nuestros escritoresimprescindibles.Javier Vicenteel vivales camaleónico y parásito dispuesto a todo (cómo no, Ar-■ 34turo Valls), el pelota rastrero hasta la náusea, elfactotum del jefe, sociópata redomado para másseñas, y el mismísimo mandamás, narcisista, sentimentaly cruel a partes iguales. Haga cada cual elcorrespondiente quién es quién en su vida laboral.Una vez en destino, las distintas pruebas a lasque son sometidos los personajes irán desvelandosu auténtica cara y la de la empresa, cocineray comensal a un tiempo de este guiso caníbal.Acierta el libreto con unos diálogos realistas y situacionestípicas, donde cada palabra cuenta, ymucho, para el futuro del que la dice. “Olvidémonosde nuestras tensiones”, sugiere el programa de batallasde pintura, paisajes idílicos y copiosas comidas con el que seurde la emboscada. Se trata pues de coger desprevenido alpersonal para arrancarle sus debilidades, su independencia,su rebeldía, y saber hasta dónde está dispuesto a llegar pormantener su puesto o usurpar el del vecino.El resultado es desolador, pero nos advierte del precio deléxito, que unos están dispuestos a pagar y otros no. Sin sentimentalismoni discursos, Lemecke expone el abecé de una lamentablecultura de empresa dominante en ciertos niveles,con su estratificación en plantas, su auto de fe, su machismo,su acoso, su venganza, sus copas y sus putas, faltaría más. El final,conseguidísimo, pondrá a cada uno en su lugar. Por méritospropios; selección natural.Federico Mora

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