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Velorios y santos vivos - Museo Nacional

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<strong>Velorios</strong> y <strong>santos</strong> V i V osEste suceso también le demostró a Nina de Friedemann que los mineros del Güelmabíestaban en lo cierto cuando decían que la Atocha era una santa viva. De acuerdo con doña MadoliaDediego, los alabaos tienen una jerarquía que señala a los mayores para alabar a Dios; a los menorespara la Virgen, y a los normales, para los alumbramientos de los <strong>santos</strong>. Este ordenamiento escomparable con el que aparece en el manuscrito de Córdoba ya citado. Dentro de la investigaciónque cimienta esta exposición, constatamos cómo en Guapi, el canto de alabaos, ya sea durante elvelorio o durante la última noche, sigue siendo espacio de subversión dentro del cual las tonadastradicionales se van vocalizando con intensidad creciente, en oposición a los cantos modernos que,en la iglesia católica, sacerdotes y demás oficiantes tratan de divulgar e imponer para consolidar laortodoxia. De ahí también la terquedad de cantaores y cantaoras por resaltar sus tonadas locales, enespecial cuando en un mismo recinto fúnebre confluyen intérpretes de otras regiones. Así, no sólodistinguen los estilos atrateños o sanjuaneros de cantar alabaos, sino que –como también sucede enel Baudó– dentro del San Juan reconocen y recalcan las diferencias subregionales.La investigaciónA lo largo de la investigación, encontramos que las comunidades reconocen un conjunto deetapas a las que corresponden diversos procedimientos y ceremonias, a saber:agoníamuertevelorioentierronovenaúltima nochecabo de añoSin excepción, la agonía desencadena los ritos que permiten manejar y aliviar el dolor, y lasacciones de solidaridad colectiva; en comunidades como las del Baudó, con ellos se reafirman vínculosinterétnicos, como los de amistad y compadrazgo entre afrocolombianos e indígenas emberas.Dentro del seminario permanente que hemos mencionado fue evidente la necesidad de basarla exposición sobre esos temas en indagaciones de archivo histórico y terreno etnográfico. Urgíaprecisar las características y cambios en los ritos fúnebres, según se celebraban en distintas regiones.La antropóloga Lina del Mar Moreno exploró parte de las fuentes documentales y digitalesdisponibles. Con base en esa indagación, propusimos realizar trabajo de terreno etnográfico en:El Archipiélago raizalEscenario de uno de los primeros trabajos etnográficos de Nina S. de Friedemann (1964-1965) sobre ritos fúnebres, y ámbito de una cultura y un idioma moldeados por memoriasde ashanties y fanties, llegados de otras islas caribeñas, luego de haber desembarcado de lasregiones de Ghana y Costa de Marfil. Jaime Arocha, Patricia Enciso y Lina del Mar Morenofueron responsables de la exploración de terreno y, en el seminario permanente, cuyas sesionescontinuaron hasta agosto de 2008, miss Dilia Robinson enriqueció la información acopiada,tanto con su propia experiencia como mediante consultas efectuadas a las personas raizales queconsideró competentes.26

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