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Velorios y santos vivos - Museo Nacional

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EntierroPalmasde Cristoen el cementeriode Guapi, juliode 2007la cuarta etapa empieza cuando los allegados sacan almuerto del lugar de velación hacia el cementerio y terminacuando lo sepultan. Cuando hay iglesia, tienen lugar dos procesionesfúnebres, una hasta el templo y otra hasta el cementerio.En las islas, las casas tradicionales de madera tenían dos puertas, unaprincipal y otra trasera por la cual sacaban el cadáver para que el espírituno se devolviera. Los pies debían ir por delante. Cuando ya estaban afuera,tomaban una foto del muerto con la familia, y luego de que la familia yamigos vieran a su ser querido por última vez, clavaban y cerraban el cajón.Aplicar la etnografía a los ritos de muerto lleva a predecir eventos.Ver en el aeropuerto de Cali que un joven abordaba un avión hacia Guapi yportara en sus manos un ramo de crisantemas amarillas, llevó a Lina del MarMoreno y Jaime Arocha a imaginar cómo hacer para que pudieran asistir ydocumentar el posible velorio. No se equivocaron. Inmediatamente despuésde reunirse con los miembros de Junpro y Cococauca partieron hacia la casa de Verónica Colorado,donde ya habían recogido las sillas alrededor del féretro y la carpa que había suministrado lafuneraria para cubrir del espacio profano. Sin embargo, alcanzaron a tomar fotos del ataúd queestaba ubicado debajo de un moño negro, a su vez situado atrás de un Cristo metálico; aúntambién estaban el respectivo vaso de agua y los cinco cirios alrededor del féretro. La funerariahabía proporcionado una carreta de cuatro ruedas, sobre las cual subieron el ataúd y los asistentespartieron hacia la iglesia en medio de cantos de alabaos, bajo un sol canicular. En la iglesia, la misasiguió los patrones generalizados que se pueden ver en las ciudades.De la iglesia al cementerio, otra vez con la carreta, pero entonces hubo más cancionescomerciales, como baladas de Roberto Carlos, y un camarógrafo, cuya contratación por parte deDon Cirilo Montañoy doña Ligia ElenaPinilla de Anguloen el cementeriode Guapila familia tranquilizó a Lina del Mar Moreno, quien se sentía incómoda porhaberse metido a la ceremonia cámara en mano, sin “aclimatación” previa.Al entrar al cementerio, el camarógrafo local se aproximó a Jaime Arochay le pidió que filmara por él pues su gripa podría agravarse “con elfrío del campo santo”. El estremecimiento que produjo el cantofue profundo. Secándose las lágrimas de los ojos, y no obstantela pregunta por el sentido de la investigación, los dos etnógrafossacaron valor para grabar el momento del entierro. Una vezdepositado el cadáver, los deudos cayeron en la cuenta de que suposición era incorrecta, porque la cabeza estaba hacia la lápida y ledieron la vuelta y repitieron los alabaos que ya habían interpretado.Jaime Arocha y Lina del Mar Moreno se emocionaron al volver aconstatar que en ese cementerio también había palmas de Cristo. Lasfilmaron y fotografiaron. Conmovidos, al salir fueron interpeladospor una señora acompañada de un hombre un poco más joven.La pareja les pidió que los fotografiaran frente a la sepultura deDetalle delas florescortadas, lamariposa yuno de loslutos colgadosen la pareden el finaldel veloriode VerónicaColorado enGuapi, Cauca48

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