13.07.2015 Views

Velorios y santos vivos - Museo Nacional

Velorios y santos vivos - Museo Nacional

Velorios y santos vivos - Museo Nacional

SHOW MORE
SHOW LESS
  • No tags were found...

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Comunidades negras, afrocolombianas, raizales y palenqueras39La casa materna se dividió en tres espacios: los hombres asistentes se reunieron en la partede afuera, para tomar ñeque y otros licores a la sombra de varios almendros. En el patio, mujerescercanas a los familiares de la difunta se juntaron para cocinar la sopa que repartirían con café comosobremesa. Mientras tanto, en la sala, alrededor del ataúd, las más cercanas le rezaban y hablaban aCatalina, entonando una especie de llanto gutural llamado leko.Antes de salir a recoger los pasos de la muerta, un hombre a la cabeza de la numerosaprocesión fúnebre entró a saludar a los dolientes, pero dejó la cruz de madera que siempre usanpara estos casos al lado de la puerta, tal como lo hizo en la iglesia, cuando hicieron una pausapara la misa, presidida por un sacerdote especialmente traído para la ocasión. Este recorrido porel pueblo implicó hacer paradas en distintos lugares donde Catalina solía permanecer durante sujuventud, procedimiento que rememora la visita del cajón que Armin Schwegler describió (1992:63). Señalaba el autor que en las distintas paradas la gente le formula reclamos al finado o finada,o le hacen alabanzas. Esta práctica, que tiene su equivalente en el Baudó, refleja las usanzas queSchwegler encontró durante su trabajo de arqueología entre los pueblos bantúes del río Congo.Ni la cruz ni su portador entraron al cementerio. Como el ataúd en el cual llegó Catalinadesde Venezuela no cupo en la bóveda familiar, debieron pedir prestada una más amplia.Mientras tanto, un par de mujeres recordaba y llamaba en voz alta a sus propios muertosfrente a sus sepulturas, tal como otras mujeres lo habían hecho en las estaciones del recorridopor el pueblo. Animados por el ñeque y el ron, varios hombres de la familia, o allegados ella,se encargaron de cerrar con cemento la bóveda, y con un palito garabatearon el nombre dela difunta y su fecha del fallecimiento. Luego la gente regresó a la casa de los dolientes paracompartir con ellos el resto del día.De vuelta a Istmina, durante el velorio de Ana Lucía Palacios, antes de que comenzaran arezar y cantar, había mujeres que repartían cigarrillos, café con leche, pan y aguardiente; ellas salíancon las vituallas de la cocina, situada a la derecha del altar fúnebre. Este recinto se comunicabacon la sala por una puerta y una ventana; por allí se asomaba una mujer que, cuaderno en mano,iba anotando las contribuciones de los asistentes. En el Chocó es recurrente que los compadresLas mujeresmás cercanasa la familia deCatalina Díazse reúnen enel patio de sucasa materna,para cocinarlos alimentosque seránrepartidos entrelos asistentesdurante suvelorio el 7 demarzo de 2008

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!