<strong>Velorios</strong> y <strong>santos</strong> V i V osdel difunto se hagan responsables de todo lo relacionado con su muerte, por lo cual uno de losmiembros de la junta mortuoria se encarga de registrar el nombre del representante de cada familiay su contribución, que puede ser en dinero o en especie. En algunas ocasiones la colecta es tancuantiosa que alcanza para atender a la visita, pagar las deudas del difunto y repartiralgún dinero entre los deudos.El rito por el alma de Ana Lucía comenzó a las nueve de la noche, cuandoJoselito, el indígena Embera del grupo de cantaoras Las Negras Lucianas inició el rezo:se persignó y dijo “en nombre de Jesús, María y José, Ave María purísima, Ave Maríasantísima, Ave María” y el coro contestó “sin pecado concebida”. Terminadas lasjaculatorias a la Virgen, recitaron el Yo Pecador, al que se unieron todas las cantaoras ylas señoras presentes. Concluida esa recitación, siguieron con una Gloria e invocaron ala Virgen para que los guiara en los rezos siguientes; así le reconocía a ella su posiciónen la jerarquía celestial y su papel como madre de Cristo. Antes de la primera cuentadel rosario rezaron cinco letanías a María, y cuando loterminaron, comenzaron con el primer alabao. Vale decirque antes de empezar, el grupo de cantaoras y el indígenapidieron autorización a dos ancianos sabios sentados juntoa la entrada a la casa para que ellas y Joselito pudieran abrirla ceremonia. Terminada la primera tanda, esos dos señoresiniciaron la segunda, y de ahí en adelante fueron intercalandosalves y alabaos hasta el amanecer.La junta mortuoria regulael aporte en dinero oespecie que hacen losasistentes a la últimanoche de Sofía Perea Palacios,apuntando el nombre de cada aportante en un cuaderno.Esta actividad se realiza desde que empieza el velorio.Chachajo, alto Baudó, Chocó, abril de 2008Jaime Arocha (1998, 1999a) y José Fernando Serrano (1994, 1998) registraron cómo, enlas comunidades afrobaudoseñas de Chigorodó, Boca de Pepé y Chachajo, el velorio, la novena yúltima noche son ocasiones propicias para fortalecer las relaciones interétnicas. Los cholos y cholasllegan con sus hijos e hijas, y hasta padres y madres, a las casas de sus compadres negros, dondemanejan el espacio con naturalidad: usan los utensilios de la cocina como si fueran los propios,toman productos de zoteas 9 y patios para cocinarlos y se localizan en la esquina derecha, al fondodel recinto fúnebre, para participar de cantos y rezos. Sobre el suelo extienden parumas de colores,y sobre ellas ponen a los niños ya desgonzados por el cansancio.Aunque no siempre pueden responder a los pies de cada alabao, invariablemente los vimosllorar a quien despedían. Cuando salen del área del velorio, se pasean por el malecón o se sientanen las mesas donde hay juegos de dominó y cartas, se abrazan con la gente afro venida de otrospueblos y beben con ella. Con reiteración sostuvimos la hipótesis referente a que los vínculos queescenifican las ceremonias fúnebres contradicen las crónicas sobre la supuesta enemistad entreesos pueblos y más bien corroboran la existencia de antiguos patrones de convivencia pacíficainterétnica. A esta hipótesis la fortalecen los insignificantes índices de homicidio, intento dehomicidio y lesiones personales de carácter heteroétnico que Arocha publicó en 1999 para Boca dePepé, que abarcan el período comprendido entre el decenio de 1960 y el de 1990, como se muestraen la tabla i.409 Plataformas localizadas cerca de la casa o a las orillas de los ríos que sostienenrecipientes rellenos de tierra dentro de los cuales las mujeres más que todosiembran plantas medicinales y aliños para las comidas que preparan.
Comunidades negras, afrocolombianas, raizales y palenquerasVeloriode MaríaCruzHidalgoSalimos del Chocó. En Villarrica, Cauca,doña María Cruz Hidalgo descansa en un ataúdde manufactura industrial, que se ha colocadoen diagonal a la esquina derecha de la sala de su casa. Losfamiliares han cubierto las paredes con una cortina deencaje blanco, sin adorno alguno. De nuevo, aquí parece quetambién debe haber un callejón entre el féretro y la entrada.En el rincón, detrás del ataúd, hay una mesa pequeña sobre lacual está una cruz de madera con un Cristo de plata; a su ladohan puesto un candelabro metálico con la respectiva veladora.A los costados del féretro intercalaron dos candelabros, un florero pequeño y dos jarrones de floresnaturales, en tanto que a los pies de la finada, en el piso, hay cuatro coronas de las mismas flores. Enotras palabras, se trata de un arreglo similar al que uno puede ver en cualquier funeraria urbana.Al lado derecho del ataúd está el corredor de las alcobas, donde nos hicimos para presenciarla ceremonia. Para esa ocasión, cubrieron las entradas a las habitaciones con cortinas de encajeblanco, con excepción de aquella donde ocurrió el fallecimiento y donde han puesto una veladora yun vaso de agua.Tabla 1Muestra de número y porcentaje de delitos cometidos entre 1966 y 1994(122 casos, Inspección de Policía de Boca de Pepé y Juzgado Promiscuo de Pizarro)tipo según elexpedienteHurtoHomoétnicos entre libres(HOL), determinadosen comparacióncon apellidos de lasgenealogías43,8Homoétnicos entrecholos (HOC),determinadospor apellidos odenominación en elexpediente10,82HeteroétnicosLC (libre-cholo)CL (cholo-libre)PL (paisa-libre)PC (paisa-cholo)LP (libre-paisa)CP (cholo-paisa)1PL 0,82PL3LC 2,46LCConflicto (etnicidadsegún etnónimo local)total9 7 ,38Rapto/Estupro21,6410,820 0 3 2,46Insulto/Calumnia119,0210,820 0 12 9,84Riña97,3843,781LC 0,82LC 14 11,48Daño en bien ajeno75,74001CL1LC0,82CL0,82LC9 7,38Lesiones personales2621,322318,862LC3CL1PC1,64LC2,46CL0,82PC55 45,1041Intento de homicidio10,8210,822PC1LC1,64PC0,82LC5 4,10Homicidio10,8210*8,22LC2CL1,64LC1,64CL15 12,30total6150,024133,622016, 40122 100* Dentro de esta categoría hay un caso de homicidio dobleFuente: Arocha, 1999a: 135
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