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bouteloua - Biblioteca digital del Real Jardín Botánico de Madrid

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Bouteloua 1: 76 -89 (XI-2006)Fue Carlos III un rey preocupado pordignificar las ciuda<strong>de</strong>s, especialmente la <strong>de</strong><strong>Madrid</strong>. No solo se interesó por poblar <strong>de</strong>árboles las avenidas y paseos <strong>de</strong> las urbes, sinoque su preocupación por abrir al público losjardines (el primero fue el <strong>Real</strong> Sitio <strong><strong>de</strong>l</strong> BuenRetiro), ha hecho que pueda ser consi<strong>de</strong>radocomo el rey que inaugura el concepto <strong>de</strong> “jardínpúblico”. Lentamente, a partir <strong>de</strong> entonces losjardines empiezan a abrirse a la clasespopulares, <strong>de</strong>jando <strong>de</strong> ser algo exclusivo <strong>de</strong> larealeza y la nobleza. El concepto <strong>de</strong> plazaajardinada o square se multiplica por grannúmero <strong>de</strong> ciuda<strong>de</strong>s europeas y españolas, en unproceso <strong>de</strong> gran intensidad durante todo el sigloXIX.A principios <strong><strong>de</strong>l</strong> siglo XIX, la jardineríaabandona paulatinamente la disposicióngeométrica y el estilo barroco <strong>de</strong> sus jardinespara <strong>de</strong>sarrollar el nuevo mo<strong><strong>de</strong>l</strong>o <strong>de</strong> jardínpaisajista o anglo-chino, basado en el triunfo <strong><strong>de</strong>l</strong>os caminos curvilíneos y los sen<strong>de</strong>rosintrincados, los elementos naturales, ladisposición natural <strong>de</strong> las plantas y el agua, elabandono <strong><strong>de</strong>l</strong> formalismo en el diseño, loscaprichos arquitectónicos, etc. (Soto, 1994a).Una característica fundamental <strong><strong>de</strong>l</strong> jardínpaisajista es su oposición al jardín barroco: eljardín inglés <strong>de</strong> la libertad se enfrenta al jardín<strong><strong>de</strong>l</strong> po<strong>de</strong>r absoluto representado en el Rey Sol(Nieto, 1996). Cuando se proyecta el jardín yparque <strong>de</strong> Yecla a mediados <strong>de</strong> siglo, este estilose encuentra en pleno <strong>de</strong>sarrollo en España,impulsado a<strong>de</strong>más por la creación <strong>de</strong> la Escuela<strong>de</strong> Jardineros-Horticultores, fundada por IsabelII en 1847. Frente a ello, teóricos y tratadistasseñalaban que había que huir <strong>de</strong> la exageracióny la extravagancia y que la importancia <strong><strong>de</strong>l</strong>diseño se cifraba en un trazado que se basara encriterios <strong>de</strong> unidad, relieve y or<strong>de</strong>nación (Soto,1993).“El jardín es el lazo <strong>de</strong> unión <strong><strong>de</strong>l</strong> hombrecivilizado con la naturaleza. Si se conserva elsentido <strong>de</strong> las bellezas espontáneas,acomodadas mediante el arte, para hacerposible su disfrute sin los peligros einconvenientes <strong>de</strong> la selva, surge el conceptopaisajista. Si es el resultado <strong>de</strong> la culminación<strong>de</strong> los cultivos, el vergel. Acomodando a laintuición geométrica los elementos naturalescomo materia constructiva y or<strong>de</strong>nándolos enuna relación <strong>de</strong> espacios y macizos, constituyenel concepto arquitectónico” (Winthuysen,1930).Pero el triunfo <strong>de</strong> la línea curva <strong><strong>de</strong>l</strong> estilopaisajista se <strong>de</strong>sarrolló más entre la aristocracia,mientras que la ciudad abogaba por una tramaurbana or<strong>de</strong>nada, <strong>de</strong> líneas rectas. En la segundamitad <strong><strong>de</strong>l</strong> XIX el urbanismo busca la salubridady el saneamiento <strong>de</strong> la ciudad, lo que equivale asubrayar la geometría, las cuadrículas <strong>de</strong> laurbe. De ahí que se produjera un choque entrelos postulados regulares <strong>de</strong> arquitectos,ingenieros y urbanistas por un lado, y los másrománticos <strong>de</strong> periodistas, viajeros y escritorespor otro (Soto, 1994a). El triunfo <strong>de</strong> la tramaregular urbana eliminó el carácter tortuoso <strong><strong>de</strong>l</strong>jardín, pues <strong>de</strong>be tenerse en cuenta que “unajardinería elitista y caprichosa no casaba biencon una ciudad <strong><strong>de</strong>l</strong> siglo XIX, y en unosmomentos en que el jardín a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> ser unreclamo urbanístico, un espacio <strong>de</strong> uso público,era objeto <strong>de</strong> análisis histórico, lahistoriografía se encargaba <strong>de</strong> subrayarlo”(Soto, 1994b).El origen y la traza <strong><strong>de</strong>l</strong> jardín <strong>de</strong> Yecla hayque buscarlos en la preocupación que por elurbanismo tuvo el periodo ilustrado, por la cualse regularizaron las calles, se plantan <strong>de</strong> árboleslos paseos y las salidas <strong>de</strong> la ciudad y losjardines se introducen en el tejido urbano para eldisfrute <strong><strong>de</strong>l</strong> pueblo. En Yecla, la jardineríaencuentra sus prece<strong>de</strong>ntes ya a mediados <strong><strong>de</strong>l</strong>siglo XVIII, con la plantación <strong>de</strong> alamedas enlas afueras <strong>de</strong> la ciudad, algunas convertidas enla siguiente centuria en paseos públicos (DeJuana y Ortuño, 1996).Ese interés por la regularización yor<strong>de</strong>nación urbanística, por disponer <strong>de</strong> un lugar<strong>de</strong> paseo público, encontramos en el caso quenos ocupa. A ello se le <strong>de</strong>be añadir en cuanto ala fórmula escogida para resolverlo, lainfluencia proveniente <strong>de</strong> la observación <strong>de</strong> losjardines <strong>de</strong> otras capitales <strong>de</strong> provincia, aspectostodos ellos que vemos claramente señalados enlos comentarios <strong>de</strong> Giménez (1865). Debetenerse en cuenta a<strong>de</strong>más que el casco urbanoen este periodo está en pleno crecimiento,careciendo por completo <strong>de</strong> espacios ver<strong>de</strong>s, aexcepción <strong>de</strong> las salidas <strong>de</strong> la ciudad, por lo queel jardín <strong>de</strong>bió constituirse en una necesidadsocial ante tanta edificación. El jardín <strong>de</strong> Yeclase encuadra en una concepción urbanística <strong><strong>de</strong>l</strong>“square”, <strong>de</strong> la plaza ajardinada o glorieta, conmotivo <strong>de</strong> la aparición <strong>de</strong> un espacio <strong>de</strong>finido yencuadrado a raíz <strong>de</strong> la construcción pocos añosantes <strong><strong>de</strong>l</strong> Colegio <strong>de</strong> Escuelas Pías <strong>de</strong> Yecla.La traza <strong><strong>de</strong>l</strong> jardín <strong>de</strong> Yecla es claramenteclásica. Sin embargo, presenta connotacioneseclécticas. A pesar <strong>de</strong> tratarse <strong>de</strong> un diseñoformal, la inclusión <strong>de</strong> algunos elementosarquitectónicos y obras realizadasposteriormente ajenas a Belmonte (verja,inverna<strong>de</strong>ro, templete para la música, kiosko <strong>de</strong>Villanueva) hace que, especialmente durante elprimer tercio <strong>de</strong> siglo, adquiriera un cierto aireromántico. A ello <strong>de</strong>be unírsele algunosaspectos más sutiles como el hecho <strong>de</strong> que los84

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