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Realidad y literatura en la Venezuela contemporánea<br />
totalidad, lo suficientemente informados para no estar al margen<br />
de lo que esencialmente ocurre en los distintos órdenes del<br />
conocimiento y de la cultura. El propio Uslar Pietri es un hombre<br />
así, porque en sí mismo ha superado la distinción de Snow entre<br />
cultura científica y cultura humanística, ya que al mismo tiempo que<br />
domina todo el saber humanístico también tiene nociones precisas<br />
sobre lo que acontece en el mundo científico. Como él mismo lo dice:<br />
Según Snow, los científicos se iban haciendo incapaces de leer y de<br />
sentir el arte y los humanistas se colocaban en la peligrosa situación<br />
de ignorar hasta un principio tan fundamental como la Segunda<br />
Ley de la Termodinámica, en la que está escrito el apocalipsis del<br />
Universo. Es profundamente limitante encerrarse en el lenguaje<br />
de las matemáticas e ignorar el lenguaje de la poesía que, a la postre,<br />
resultan complementarios e imprescindibles. Hoy la ciencia adelanta<br />
y se multiplica a una velocidad que no ha tenido precedentes. Ningún<br />
hombre culto puede ignorar semejante proceso de transformación<br />
que afecta todas las formas de la vida de relación y la concepción<br />
misma de la situación del hombre y de su condición. Tampoco<br />
puede, sin grave daño, el científico amputarse las más finas y eficaces<br />
antenas de su espíritu, para ignorar la vastedad de la creación artística,<br />
la crisis del pensamiento filosófico y las múltiples formas de expresión<br />
de lo humano que caracterizan nuestro tiempo. En una hora como la<br />
que la República atraviesa esta gran reserva moral e intelectual, tiene<br />
una alta función que cumplir.<br />
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He aquí, pues, al conservador Uslar transformado en un revolucionario,<br />
e incluso un revolucionario radical que, sin embargo,<br />
por su sobriedad y su mesura, no alcanza a justificar el empleo a<br />
veces necesario de “la razón de las armas”, sino que se queda tan<br />
solo con “las armas de la razón”. Esta es una posición muy sensata<br />
y muy recomendable, pero por desgracia no sirve para casi nada<br />
cuando una potencia extranjera agrede militarmente, con toda<br />
clase de armamentos sofisticados y sin parar mientes en las “armas