VE-22 MARZO 2016
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Ella<br />
Trató de dormir pero…<br />
Como siempre, el insomnio, el recuerdo torturando aún después<br />
de tanto tiempo.<br />
Entonces, la vio, blanca, etérea, irradiando paz, en silencio con<br />
una sonrisa.<br />
Se enderezó en la cama sorprendido; los ojos desmesuradamente<br />
abiertos, sus labios musitaron:<br />
—¿Volviste? Pero si vos…<br />
Recordó aquel momento, el intenso dolor, cuando quiso<br />
retenerla y no pudo. Debió dejarla partir, ya nada podía hacer. Como<br />
en trance con un hilo de voz susurró:<br />
—Sabías que te amaba, que aún lo hago, quise irme contigo, no<br />
me dejaron, quedé llorando tu partida. Cerraba mis ojos y los tuyos<br />
tristes me susurraban un adiós. Aunque ha pasado tanto tiempo, no<br />
ha menguado mi dolor, ahora estás aquí, vuelvo a sentir tu presencia,<br />
dándome paz.<br />
Lo envuelve una rara letanía.<br />
Siente que algo suavemente lo recuesta mientras va perdiendo<br />
conciencia hasta quedar dormido.<br />
Cuando despertó, ella no estaba allí, el sol asomaba por los<br />
intersticios de las cortinas, pronunció su nombre y se sintió feliz.<br />
Desde la pared la imagen fotográfica deteriorada por el paso de<br />
los años aún le sonreía.<br />
Luis Alberto Molina (Rosario, Argentina)<br />
http://www.luismolin.blogspot.com.es/<br />
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