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Oveja negra nº 5 Sexo

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La batalla por la supervivencia ha comenzado.<br />

¡Oh, sí! ¡No pares! ¡Sigue, sigue,<br />

SIGUEEEE! Sí, el sexo es bueno, pero no<br />

sólo porque te dé esa lujuria tan mundana.<br />

Hay detrás mucho más. En otro artículo<br />

de este número, el camarada Daniel nos<br />

ha abierto los ojos con las benevolencias<br />

fisiológicas del follar, pero yo quiero ir más<br />

allá.<br />

Bien es sabido que el juicio de a bote pronto<br />

que todos emitimos cuando nos referimos<br />

al “sexo” es el de esa actividad placentera<br />

que, de múltiples estilos y maneras, nos<br />

gusta practicar. No voy a decir que eso es<br />

“postureo”, porque lo es, y sería redundante<br />

dentro de este kamasutra ovino que estáis<br />

consumiendo. Sí aclararé que esa forma<br />

de pensamiento nos acerca un tanto al<br />

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hedonista que todos llevamos dentro. El<br />

problema no es que lo cavilemos, sino<br />

que nos aleje, a su vez, de otras visiones<br />

menos banales. El sexo, Sus Más Turbadas<br />

Señorías, es algo más trascendente que<br />

una mera delicia venérea.<br />

Quien más y quien menos sabrá que el sexo<br />

es la forma de procreación más hermosa<br />

que existe. No, por favor, no más cigüeñas<br />

ni espíritus santos. Maduremos, leñe, que<br />

ya somos “mayorcitos”. O, mejor dicho,<br />

evolucionemos, vamos a honrar un poco<br />

esos puñeteros genes que nos ha dado...<br />

¡LA REPRODUCCIÓN<br />

SEXUAL!

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