Oveja negra nº 5 Sexo
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El JODER<br />
es un placer<br />
Daniel Martinez Catalá.<br />
El joder es un placer, y eso lo sabe hasta<br />
el Arzobispo de Valencia. Todos nuestros<br />
lectores, jóvenes casi todos ellos, todos<br />
sin excepción, incluyendo al señor tras<br />
el ordenador, usamos gran cantidad de<br />
nuestro tiempo para conseguir, obtener<br />
y recuperarnos del acto sexual. Y si no lo<br />
conseguimos, siempre estará nuestra mano<br />
derecha para darnos nuestros 10 minutos<br />
de gloria (¿Qué pasa? ¿Qué tú duras más?<br />
¡Venga va, Nacho Vidal!).<br />
El sexo está en todas partes. En los anuncios<br />
publicitarios, en la televisión, en la calle. Es<br />
algo de lo que no podemos escapar aunque<br />
queramos. ¿Acaso queremos? Da igual,<br />
que me lío y al final acabamos hablando de<br />
cosas que no vienen al caso.<br />
Todos creemos que sabemos de sexo, sobre<br />
todo en el lado masculino, del que provengo.<br />
No en vano, nos conocemos todas las<br />
páginas web porno del mundo. Españolas,<br />
americanas, japonesas (bueno, esas no,<br />
que son muy raras), checas, inglesas...<br />
Nos conocemos todos los términos que<br />
sean necesarios: Bukkake, MILF, fisting,<br />
squirting. Manejamos un vocabulario que<br />
sólo sacaremos a relucir con un colega al<br />
lado y una copa en la mano.<br />
Pero ¿qué pasa cuando conseguimos ligar?<br />
Unas cervezas, un meneo guarro en la pista<br />
de baile y voilà. Nos encontramos en la casa<br />
de un/una desconocido/a. Nos desnudamos<br />
torpemente, y entonces llegan las dudas.<br />
¿Y si no le gusta cómo lo hago? ¿No<br />
querrá ir demasiado deprisa? Y al final nos<br />
contentamos con cuatro lametones, unas<br />
sacudidas como conejos, tres posiciones a<br />
lo sumo y ya estamos fumándonos el cigarro<br />
de la victoria. ¿Adónde quiero llegar? Que<br />
generalmente follamos poco y mal.<br />
44<br />
Siempre he pensado que la moral judeocatólica<br />
ha impregnado incluso a los que<br />
al final salimos ateos. Y es un virus que<br />
no sale de nosotros hasta que le hacemos<br />
frente. ¿Cuántos amigos conoces que les<br />
hayan estimulado el punto G? ¿Cuántas<br />
amigas te han confirmado que practican el<br />
sexo anal con frecuencia, y no sólo como<br />
un regalo ante la insistencia del maromo de<br />
turno? ¿Y cuántos se han atrevido con un<br />
trío, a pesar de que todos, sin excepción,<br />
soñamos desde pre-púberes con ello?<br />
Nos creemos modernos. Nos creemos<br />
distintos a nuestros padres. Pero compruebo<br />
con estupor que las mismas barreras<br />
artificiales se van manteniendo con el paso<br />
de las décadas. ¿Cuántas mujeres inseguras<br />
con su cuerpo debido a una sociedad que<br />
constantemente les está diciendo lo feas<br />
que son sus curvas, lo imperfectas que<br />
son, lo lejos que están de la figura ideal?<br />
¿Cuántos hombres creyéndose las historias<br />
del porno, de que la mujer disfruta con<br />
azotes sin contexto, penetraciones fuertes y<br />
con un trato cercano a la violencia? ¿Sabéis<br />
lo que falta? Hablaros. Parece una tontería,<br />
pero no sabéis la cantidad de cosas que se<br />
hacen por callar. Por no contar a tu pareja<br />
sexual lo que te gusta, lo que no te gusta,<br />
lo que te gustaría probar. ¿Es la primera<br />
vez? ¿Es un ligue de una noche? Qué<br />
mejor ocasión. Basta de prejuicios, basta<br />
de miedos, basta de mierdas. A probar<br />
nuevas cosas, a experimentar con vuestra<br />
sexualidad, a disfrutar de vuestra polla,<br />
de vuestro clítoris, de vuestras tetas y de<br />
vuestros labios; porque, ¿sabéis qué? sólo<br />
se vive una vez.