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DU ODÉCIMA EDICIÓN

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Testimonios<br />

ZACARÍAS<br />

COPEL<br />

RIPSTOS<br />

Parte de los primeros años de la vida de Zacarías transcurrieron en<br />

ese búnker, entre bombardeos y combates, en la medida en que la<br />

guerra continuaba. «Un día, mi hermano y yo salimos a jugar al patio<br />

y estalló una bomba. Una esquirla me rozó la mandíbula y me llevaron<br />

a una clínica donde había un doctor que se llamaba o le decíamos<br />

Barbutze (Barbudo)... Es algo que no puedo olvidar».<br />

El odio demostrado por los rumanos contra los judíos hizo que los<br />

mismos nazis recomendaran moderación a Antonescu. Con la operación<br />

Barbarroja, Rumania retomó los territorios de Besarabia y Bucovina,<br />

además el de Transnistria (un territorio tradicionalmente ucraniano).<br />

A partir de entonces, el odio se concentró hacia los judíos de esa zona,<br />

que fueron diezmados ya fuera por pogromos similares, ya por su<br />

deportación a campos de reclusión, donde los dejaron morir de<br />

hambre. A los sobrevivientes de Iasi los dejaron más tranquilos.<br />

Zacarías conoció la historia de su padre de boca de su madre<br />

Clara, Z'L y su hermano Charlie.<br />

24<br />

OTRO TIPO DE MUERTE EN<br />

EL TREN<br />

«Junto a mi papá iba mi tío Max y mi abuelo, y estos dos últimos<br />

sobrevivieron, porque en el desespero arrancaron una tabla del piso<br />

del vagón y por ahí entró el aire», cuenta Zacarías, quien añade que<br />

el cadáver de su progenitor aparentemente fue enterrado por Max y el<br />

abuelo. «Hay dos versiones: una que arrojaron el cadáver con el tren<br />

en movimiento; otra, que en una estación recuperaron el cuerpo y lo<br />

enterraron en una fosa común».<br />

La mayoría de los varones hebreos de Iasi murió en ese momento,<br />

incluyendo los esposos de las tías de Zacarías. A las mujeres no las<br />

tocaron. «A mí y a mi mamá nos llevaron a la prefectura de la policía,<br />

y después de unas horas esperando una orden, yo empecé a llorar. El<br />

jefe de la delegación se molestó y gritó: “El niño que llora y la mamá<br />

que se vayan de aquí”… Regresamos a un escondite que teníamos en<br />

el sótano del edificio donde vivíamos, sin comida y sin nada».<br />

LA PAZ DIFÍCIL<br />

El fin de la guerra significó un nuevo comienzo para Rumania, pero<br />

no su libertad. La Unión Soviética retomó Besarabia y Bucovina, y las<br />

incorporó a su territorio. Tras la caída de Antonescu, subió al poder el<br />

rey Miguel, pero siempre bajo la tutela de Moscú, hasta que el monarca<br />

abdicó en 1947 y el país se convirtió en una república comunista.<br />

«Faltaba de todo, incluyendo la comida, y había que hacer colas,<br />

pero uno se las arreglaba. Pudimos ir al colegio, porque el<br />

antisemitismo estaba controlado, hasta que nuestra familia en Israel<br />

nos sacó de allí en el año 1951».<br />

«Un día, mi hermano y yo salimos<br />

a jugar al patio y estalló una bomba.<br />

Una esquirla me rozó la mandíbula»

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