DU ODÉCIMA EDICIÓN
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LOS JUSTOS DE FRANCIA:<br />
Justos entre las<br />
naciones<br />
44<br />
Los atentados terroristas ocurridos en París la noche del 13<br />
de noviembre de 2015 que dejaron un lamentable saldo de<br />
137 fallecidos y 415 heridos, donde se atacó<br />
simultáneamente una brasserie cercana al Estadio de Francia (en el que<br />
se disputaba un partido de fútbol entre las selecciones gala y<br />
alemana), y los restaurantes Le Carillon, La Casa Nostra, La Belle<br />
Equipe, Petit Cambodge, Le Comptoir Voltaire y el Teatro Bataclán, en<br />
plena presentación del grupo musical norteamericano Eagles of Death<br />
Metal, atestado de espectadores, inundaron las redes sociales con<br />
condolencias, ataques, críticas y, en cierta forma, complacencia y<br />
satisfacción por lo sucedido, ya que los franceses, según algunos<br />
comentarios escritos «se lo merecían por ser muy antisemitas y pro<br />
musulmanes», «por haber sido colaboracionistas del régimen nazi<br />
deportando a judíos a los campos de concentración durante la Francia<br />
ocupada», «por apoyar siempre a los palestinos e ir en contra de<br />
Israel» y otras aseveraciones indudablemente parcializadas y sesgadas.<br />
Tales afirmaciones demuestran un grado acentuado de prejuicio,<br />
generalización y mucha ignorancia con respecto a varios aspectos<br />
históricos. Desde siempre, el antisemitismo ha existido en toda<br />
Europa. El papel influyente e inequívoco que jugó la poderosa Iglesia<br />
Católica, sobre todo la postura inquisidora que asumió a partir de la<br />
Edad Media, acentuó más el odio hacia el judío por ser el pueblo<br />
«deicida» abonando el terreno para las expulsiones, pogromos,<br />
masacres y genocidios que estaban por venir a lo largo de los años.<br />
Durante el Holocausto, quizás con algunas excepciones como<br />
Dinamarca, todos los países fueron colaboracionistas del ocupante<br />
nazi y de sus políticas de exterminio del pueblo judío. Todos fueron<br />
cómplices silenciosos, indiferentes y contribuyeron, de igual forma, en<br />
materializar la masacre de hombres, mujeres y niños inocentes; pero,<br />
también en todos hubo, en mayor o menor grado, movimientos de<br />
resistencia ante el invasor y ante la barbarie diaria que presenciaban.<br />
Francia, tanto en la zona ocupada como en la zona de Vichy, no<br />
escapó de esta realidad. Sin embargo, miles de hombres y mujeres se<br />
sublevaron, impactados por las atrocidades de las que eran testigos.<br />
Particularmente los luego nombrados «Justos», fueron muy numerosos<br />
y participaron activamente en la salvación de tres cuartas partes de<br />
la población judía, mientras que el gobierno de Vichy colaboraba y<br />
contribuía en la organización de las deportaciones de los israelitas.<br />
Individual o colectivamente, un buen número de hombres y mujeres de<br />
todas las condiciones sociales, diferentes opiniones y creencias religiosas<br />
y políticas, animados por el mismo rechazo hacia la barbarie por un sentido<br />
humano de dignidad, compasión y solidaridad, reaccionaron a la<br />
indiferencia general, incluso<br />
poniendo en riesgo sus propias<br />
vidas. Sin lugar a dudas, sin la<br />
determinación de los judíos de<br />
Francia y de Europa, por medio de<br />
la acción de la resistencia judía,<br />
esto no hubiera sido posible. Pero,<br />
sin la ayuda de los justos que<br />
crearon escondites, documentación<br />
falsa, surtieron de alimentos y<br />
permisos para pasar las fronteras,<br />
el rescate no hubiera sido efectivo<br />
implementarlo en la misma escala.<br />
Desde 1960, el Memorial de<br />
Yad Vashem en Jerusalén,<br />
otorga, en nombre del Estado de<br />
Israel, la medalla de los Justos a<br />
los gentiles que salvaron judíos<br />
durante la II Guerra Mundial. En