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DU ODÉCIMA EDICIÓN

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Testimonios Opinión<br />

42<br />

a pasos lentos, pero con un estilo particular. Reconoce las cosas<br />

cuando son. Al concluir su relato acerca de Elías, muy bien pudiese<br />

haber dicho que era un miserable condenado a salir por las chimeneas,<br />

y no de manera exacta como Santa Claus; sin embargo, a través de una<br />

radiografía interna, Levi lo sepulta en sus recuerdos para dejar de<br />

mencionarlo: «Por cuanto me es posible juzgar desde fuera, y por<br />

cuanto la frase pueda tener de significativo, Elías era verosímilmente<br />

un individuo feliz».<br />

A pesar de ser un químico, Primo Levi era también amante de la<br />

lectura, aunque no un prolífero escritor hasta salir de Auschwitz.<br />

Conocía y juzgaba bien quién era un verdadero intelectual o un<br />

iletrado de la vida. Así, presenta a su amigo Henri como un hombre<br />

social y «culto», que con veintidós años y espíritu de lucha, sobrevivió<br />

al lager. Sin embargo, luego de ser liberado, no quiso volver a ver a<br />

Henri, quizá, porque sería perpetuar el infierno y ver en su rostro la<br />

imagen del dolor.<br />

El escritor Luis Fernando Moreno Claro cuenta que, algunas semanas<br />

antes de la muerte de Levi, este le había confiado a una buena amiga<br />

que el período depresivo que atravesaba –hacía poco tiempo, además,<br />

que lo habían operado de la próstata– le parecía mucho peor que aquel<br />

otro de su juventud, transcurrido en manos de los nazis, pues entonces<br />

era joven y lo mantenía vivo una infinita capacidad de paciencia y<br />

reacción, mientras que ahora, a sus 66 años, carente de fuerzas e<br />

ilusiones, le tentaba más el adiós definitivo.<br />

Al final, nadie supo las razones concretas del suicidio de «nuestro<br />

hombre», ni tampoco si la decisión fue tomada de repente, fruto de<br />

un arranque de desesperación, o algo meditado. Aquel gran<br />

memorialista no dejó una nota de despedida, ni un apunte que<br />

ofreciese una explicación. Se sabe que solía recordar a menudo el<br />

poema de T. S. Eliot, El entierro de los muertos, cuyos primeros versos<br />

distinguen al mes de abril como «el más cruel». ¿Acaso un indicio de<br />

que Levi eligió la época en que abandonaría un mundo y unas<br />

circunstancias que poco a poco habían comenzado a horrorizarlo?<br />

Los testimonios de Primo Levi dentro de la historia de un<br />

convulsionado siglo XX, son una herencia del horror. Como una tarea<br />

imperiosa, consagró su vida después de liberado, a relatar, a darles<br />

nombres a quienes fueron hombres; pero, quedaron reducidos a<br />

simples número como ecuación matemática indeterminada, porque sus<br />

experiencias son incomparables aún. A Levi hay que dejarlo descansar.<br />

No hay razones para pedir una explicación del porqué de su muerte. Lo<br />

bueno y lo malo que hizo, quedó en la tierra. Sin embargo, por cada<br />

minuto y segundo que transcurra, habrá que preguntarse: ¿dónde<br />

estás? ¿En el cielo de los mártires, de los héroes o de los cobardes?<br />

Mientras tanto, aquí seguirá tu pueblo gritando: «¡Nunca jamás!»<br />

¿Cómo el mundo<br />

el Holocausto o<br />

DE HACERLO?<br />

En China, los libros con que se enseña la historia en los<br />

bachilleratos utilizan el lenguaje y las imágenes del<br />

Holocausto para describir las masacres de Nanking<br />

perpetradas por Japón en 1937, mientras los nipones hacen<br />

exactamente lo mismo para ilustrar la devastación causada por las<br />

bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki a finales de la II<br />

Guerra Mundial, según lo reveló un estudio reciente que compara la<br />

forma en que abordan la Shoá los libros de texto de 139 países<br />

y territorios.<br />

Veintiocho países no hacen ninguna referencia al Holocausto en<br />

sus planes de estudios, incluyendo a algunos países occidentales<br />

como Nueva Zelanda e Islandia, así como tampoco lo hacen Bolivia,<br />

Tailandia y regiones musulmanas como los territorios palestinos,<br />

Egipto e Irak. En algunos de estos países, los pensa no estipulan<br />

ningún contenido específico en la enseñanza de la historia.<br />

La pesquisa, conducida por el Instituto Internacional para la<br />

Investigación de Libros de Textos Georg Eckert y publicada por la<br />

Unesco, fue lanzada en el 2015 en ocasión del Día Internacional de<br />

Recuerdo del Holocausto, justamente cuando se conmemoraban los<br />

70 años de la liberación del campo de Auschwitz-Birkenau.<br />

El estudio encontró que los pensa en países como China e India<br />

señalan que los historiadores «victimizaron» sus propios pasados al<br />

recontextualizar abiertamente el vocabulario normalmente asociado<br />

a la descripción del Holocausto, especialmente los términos<br />

«masacres terribles», «asesinatos», «matanzas masivas»,<br />

«atrocidades» y «exterminio», escribe Eckhardt Fuchs, el director<br />

general del Instituto Georg Eckert.<br />

Otro país que utiliza la terminología típica de la Shoá para<br />

describir eventos locales es Ruanda, que los aplica en los<br />

contenidos que hablan sobre el genocidio de 1994. En la India, las<br />

referencias al Holocausto varían ampliamente, dependiendo del<br />

contexto político en el que se publican estos contenidos.<br />

Por ejemplo, un libro de texto editado cuando el gobierno federal<br />

indio estaba en control del Frente Izquierdista, una coalición de<br />

partidos socialistas, asocia la expansión territorial de Alemania nazi<br />

con el colonialismo europeo en Asia; mientras uno que muestra<br />

simpatía con el partido nacionalista Bharatiya Janata y su intención de

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