VE-27 NOVIEMBRE 2016
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
semana antes de mi apendicitis. Me acompañó en un interminable<br />
viaje en tranvía de una punta a otra de Valencia. Aquella noche acabé<br />
en el hospital con una cicatriz en mi ingle de doce centímetros. De las<br />
muchachas de servir no volvimos a saber nada y, su padre, el de mi<br />
amigo rojo de las camisas de seda, acabó vendiendo el palomar con<br />
todas las palomas dentro. Y yo me pregunto, ¿cómo se vende un<br />
palomar? ¿Se desmonta palito a palito? o uno se muda a la casa del<br />
comprador y él se queda con la tuya, palomar incluido.<br />
A lo tonto a lo tonto ya voy por las cuatrocientas treinta.<br />
Hoy, unos cuantos años después, compruebo sorprendido que ya<br />
no se ven palomares como aquellos. De nuevo se llevan esas horribles<br />
camisas de cuerpo azul celeste, y cuello y mangas de blanco<br />
inmaculado. Que las muchachas de servir son todas peruanas y no<br />
llevan delantal. Que no hay rojos y que mi cicatriz de doce<br />
centímetros ha desaparecido, lo que me hace pensar que todo aquello<br />
fue una ilusión vivida en un tranvía con el que atravesábamos<br />
Valencia, a ser posible sin pagar.<br />
Alfredo Cot (Valencia)<br />
http://alfredo-laplazadeldiamante.blogspot.com.es/<br />
74